Los alimentos orgánicos mantienen sus propiedades naturales,
vitaminas, minerales, azúcares y proteínas sin contaminantes ni conservantes,
sus propiedades nutritivas son más altas y sus aromas, sabores y colores son
mucho más intensos.
Los alimentos
orgánicos se producen en armonía con la naturaleza, conservando la
biodiversidad y los recursos naturales esenciales: el suelo, el agua y el aire.
La producción orgánica es sostenible, no destruye la tierra (como sí lo hacen
otro tipo de actividades agrícolas), sino que contribuye a preservarla.
El
cultivo orgánico trata de restablecer, conservar y cuidar el equilibrio de los
procesos biológicos de la naturaleza.
La armonía de este tipo de agricultura se traduce en la armonía
de nuestros organismos.
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