El tiempo es oro, dice el dicho popular, y es la regla
dorada para todos los autónomos. Si te pegas a las sábanas, no ganas dinero. Si
tienes una mala organización, pierdes tiempo, es decir, dinero. Todos tenemos
un sistema para organizar nuestras actividades, algo así como la forma de hacer
las cosas de cada persona. Pero cada sistema puede ser optimizado para mejorar
la eficiencia.
A continuación, te presentamos algunos consejos para
funcionar mejor como autónomo, lo que a la larga te hará ganar más dinero.
Levántate
temprano y empieza tu rutina.
Puede parecer muy evidente pero se suele subestimar
cuanto se pueden exprimir las primeras horas del día. En realidad, si te
levantas pronto lo más seguro es que haya silencio y puedas concentrarte mejor
en lo que estés haciendo. Aprovecha estas horas “extra” para organizar tu
jornada, planificar y empezar a funcionar para el resto del día. Si lo que
buscas es un día “efectivo” lo mejor que puedes hacer es tener un buen
comienzo.
No
dejes de lado tu estado físico, ya que por mucho que estés mentalmente
centrado no podrás rendir al máximo si tu cuerpo no te sigue el ritmo.
Aprovecha las primeras horas del día para hacer un poco de ejercicio, sacar a
los perros, respirar y, en definitiva, poner toda la maquinaria en marcha. Tu
mejor herramienta de trabajo es el delicado equilibrio entre mente y cuerpo.
Anticípate
a tu próximo movimiento: mantén un plan.
No puedes ir por la vida como un barco a la deriva, ya
que algún día sin verlo venir podrías encallar. Los autónomos deben tener un
plan de trabajo y un orden siempre que estén “de servicio”. De otra forma, lo
más seguro es que estés perdiendo el tiempo y, por lo tanto, el dinero.
En cambio, si tienes una agenda organizada y estás a
tiempo en los eventos o citas que tengas, podrás sacar todo el jugo a la
jornada laboral. Por no mencionar que alguien puntual proyecta seriedad y
responsabilidad. ¿Quieres dar una buena impresión a tu próximo cliente? Empieza
por hacer algo tan simple como llegar justo a tiempo a la cita.
Conoce
a tus clientes como a ti mismo.
Una de las obligaciones de cualquier autónomo es
contactar y atender clientes. Ya que tratas con personas, lo mejor que puedes
hacer es conocerlos a fondo. Dedícale tiempo a conocer aquello que tus clientes
necesitan. Sé específico y detallista, recuerda sus nombres (anótalos si no se
te da bien memorizar tantos nombres).
La
clave del éxito está en los detalles, ya que quien descuida a sus
clientes descuida su negocio. No caves tu propia tumba en el mundo empresarial
menospreciando la importancia del trato personal. Debes proyectar que te
diferencias de los demás y una forma muy útil de hacerlo es conociendo bien a
las personas que ponen tu negocio en movimiento. Cada clientes es un mundo en
sí mismo y tiene unas necesidades, si dedicas tiempo a conocerlas podrás
ofrecer un mejor producto y/o servicio.
Analiza
tus fracasos: son lecciones.
Algo muy revelador sobre la vida es que muchas de las
personas que no alcanzan sus objetivos no han fracasado, sino que han optado
por darse por vencidos. Antes de rendirte, la sensación más generalizada suele
ser una tremenda frustración porque “nada te ha salido bien” y no ves la luz a
final del túnel. Evita a toda costa estar en esta encrucijada, analiza cada uno
de tus “errores” aunque sean pequeños para aprender una lección a tiempo, así
evitarás caer en el pozo.
Haz
autoevaluación cada cierto tiempo.
¿Tienes un rato libre? Mientras descansas después de un
duro día de trabajo, puedes aprovechar para echar algunas cuentas y, sobre
todo, analizar tu propio rendimiento. ¿Conseguiste tus objetivos hoy? ¿Esta
semana? ¿El mes pasado? No dejes pasar el tiempo, evalúa tu estado cuando aún
recuerdas todos los detalles para poder sacar alguna conclusión útil. Busca
mejorar en lo que haces de forma constantes, no te conformes con hacer lo mismo
toda la vida.
La
vida de un autónomo es dura, qué duda cabe. Sin embargo, se trata de un
estilo de vida que tienen algunas ventajas que pocos trabajos proporcionan,
como ser tu propio jefe y poner tus horarios de trabajo. Además, nada que valga
la pena auténticamente se consigue sin esfuerzo, ¿no es así?
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