El
talento se ha convertido en el activo competitivo crucial en nuestra economía
basada en la información y el conocimiento. Ahora, los expertos están
cuestionando algunos de
los efectos secundarios de la economía del talento.
Hay que enseñarles
a los estudiantes a pensar holística y creativamente, para prepararlos mejor
para manejar problemas complejos que encararán a través de sus carreras.
El
Capital vs. Talento es la batalla que está transformando los negocios.
En la era de la economía emergente digital, el talento se ha convertido en el activo de
competitividad clave para las empresas.
Hasta
principios del siglo XX, la mayoría de las empresas estaban organizadas
alrededor de sus activos físicos, como tierra, minerales o petróleo.
Luego, los activos competitivos clave pasaron de los recursos naturales a las
fábricas y equipos, ventas y distribución, y finanzas. Estos activos de capital
les permitieron a las empresas alcanzar la escala necesaria para competir en su
mercado local, y a nivel internacional.
Luego, a fines del siglo XX, las bases de la competencia
volvieron a cambiar, y los
activos físicos y de capital perdieron protagonismo. “Para la década del
2000, muchas de las 15 principales compañías del mundo por capitalización de
mercado empezaron con cero o pocos activos físicos o financieros, incluyendo
Microsoft, Cisco, Intel y Wal-Mart WMT”. “La gran mayoría dependía de los activos humanos
superiores para sacar ventaja —grandes científicos de investigación, programadores
inspirados, innovadores de productos— y activos de conocimiento: patentes,
marcas, know-how, experiencia. En resumen: cada vez más frecuentemente, las
compañías líderes dependían del talento”.
El
cambio ha tenido un gran impacto en el panorama del empleo. En las últimas
décadas, las exigencias a los trabajos especializados se han expandido
considerablemente, con un ascenso continuo en la demanda de trabajadores con
títulos universitarios para llenar esos trabajos. Los empleos de mano de
obra barata también se han estado expandiendo, pero el crecimiento de los
sueldos ha oscilado entre nulo y negativo. Y, especialmente desde 2000, las
oportunidades de empleo y ganancias han estado cayendo para los trabajadores
con habilidades intermedias.
La
revolución de la Tecnología de la Información y la globalización están
cambiando radicalmente el entorno empresarial, “desatando una guerra entre talento y capital por
los ganancias de la economía sustentada en el conocimiento, y no parece tener fin”. La mano de obra baja y mediana
está perdiendo en esta guerra entre el capital y el talento.
Con el capital ahora abundante y genérico, el talento se ha convertido en
el activo eje de la economía del conocimiento, haciendo que el capital
sea altamente dependiente de expertos talentosos para navegar nuestro entorno
empresarial cada vez más complejo. Esto está impulsando los jugosos niveles de
la remuneración de los altos mandos, especialmente de los presidentes ejecutivos, así como el pago de los
profesionales altamente calificados en industrias como la de las finanzas, el
entretenimiento, software y consultoría de estrategia.
Los
empleos creativos, como posiciones que requieren toma de decisiones,
conformaron 16% de todos los empleos en 1960, duplicándose a 33% para 2010.
Hace 50 años, casi tres cuartos de las 50 principales
empresas de EE.UU. por capitalización de mercado estaban involucradas
principalmente con los recursos naturales. Todo esto empezó a cambiar con el
ascenso de una nueva raza de compañías cuya ventaja competitiva clave eran sus empleados
talentosos en trabajos creativos como investigación, ingeniería, marketing,
ventas y finanzas.
“No
es de sorprender que el talento se hizo más rico luego de que fue reconocido
como el eje activo de la economía moderna”.
De todos modos, esta economía del talento podría estar en
caída. La razón sería la
mayor desigualdad. Además,
la economía se ha vuelto más volátil. Hay en realidad dos economías: la
real y la de los mercados de capital. “La economía real es aquella en que las
empresas, personas y gobiernos reales compran y venden cosas reales a precios
reales… En los mercados de
capital, sin embargo, el valor de las acciones y los bonos no son directamente
determinados por acciones y eventos económicos. Están impulsados por
expectativas de acciones y eventos económicos futuros”.
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