Nadie tiene que aprobar o validar lo
que haces o dejas de hacer, y si buscas aprobación necesitas elevar tu
autoestima.
Tu felicidad nace de amarte y amar, de
tu pasión y tu paz interior, no de lo que digan o piensen los demás.
Son
infelices los que viven su vida condicionados por los juicios, los elogios o
las críticas de familiares o extraños.
Sé tú mismo, confía en ti, escucha tu corazón,
escucha a tus ángeles, persigue tus sueños y deja de buscar aprobación.
Del
mismo modo cree que te mereces lo mejor, valórate y borra de tu mente pensamientos bloqueadores
sobre la prosperidad.
Dios te
puso en un mundo de abundancia y, acaso sin darte cuenta, tú la rechazas y buscas la carencia.
Lo
material y el dinero son buenos y te llegan si los buscas, los atraes y usas tus talentos para
triunfar.
Muchos
están mal, no por un destino ciego, sino por ponerse de víctimas, verse como
pobrecitos y enseñarse a que les regalen todo. Aman a los duendes de la miseria.
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