Llevamos
siglos con un Dios Padre y eso es comprensible en una cultura patriarcal.
Pero Dios no tiene sexo y haces bien si
no lo igualas al ser humano porque
es inasible e insondable.
Ahora bien, si lo ves como Padre,
míralo también como Madre y alcanza
el balance de los sabios.
El
machismo y el feminismo son una plaga y lo que
necesitamos es unir y armonizar
los opuestos.
Me siento mejor cuando hablo con Dios
como mi Amado, pero a veces le digo: Te amo, Dios Madre-Padre.
Es
inconcebible que aún se infunda temor a Dios
y no se lleve a todos a cultivar con él una relación de puro amor.
Una gran Maestra para vivir con Dios como tu Amado es Santa
Teresa de Jesús, que se
enamoró de él.
Si lees
algo de ella verás que trata a Jesús como su Amado y vivió con él una comunión de amor.
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