Eres creativo si crees en ti, liberas tu
imaginación, amas el cambio, asumes riesgos y rompes paradigmas. Con esas
actitudes sales del pantano del tedio y renuevas tus relaciones, tu vida y tu
trabajo.
Date el gusto de innovar, cultiva una actitud aventurera y no te sientas siempre mal siendo un trasgresor. En un mundo de mutaciones, es bien necesario darle un aire fresco a la vida, sobre todo con grupos cerrados y enemigos del cambio. Disfruta probando cosas y no temas desafiar tantos convencionalismos paralizantes. Viaja, trata personas diferentes, prueba otras comidas, cambia hábitos rutinarios y despierta tu capacidad de asombro. Aprende de los niños, no tengas un alma hermética, cambia costumbres y ve más allá. La creatividad no es un don innato y la puedes cultivar para mejorar tus relaciones y tu trabajo.
En neurolingüística, se sugiere aprovechar mejor el hemisferio derecho con algunas acciones que despiertan la creatividad: Cierra los ojos y usa el sentido del tacto al bañarte, al comer y al desplazarte por la casa. Emplea la mano no dominante para abrir puertas, contestar el celular, cepillarte los dientes y manipular objetos. Lee en voz alta, ya que eso activa circuitos neuronales que no usas si lees en silencio. Deja la rutina y cambia las rutas usuales para ir a casa, al trabajo y otros lugares. Haz cosas novedosas, visita lugares desconocidos y trata personas de diferentes edades, trabajos e ideologías. Sal al campo y usa el tacto y el olfato. Cambia la ubicación de algunas cosas y pruebas otras sensaciones. Ensaya hacer cosas con un ojo tapado. Abre las puertas a otras habilidades: pintura, fotografía, artes, cocina, yoga o un nuevo idioma. Sé aventurero y experimenta lo inesperado con todos los sentidos.
Dicen que con el tiempo uno recuerda el 35 por ciento de los olores y solo el 2 por ciento de lo que oye, y el 5 por ciento de lo que ve. El conocimiento llega al cerebro a través de los sentidos y por eso te conviene aprovecharlos mejor. Buena parte de la genialidad creativa de Da Vinci nacía de cómo él usaba sus sentidos de maneras bien variadas. Da Vinci tocaba toda clase de texturas, olfateaba todos los olores y probaba cosas nuevas con la vista el gusto y el oído. Era amigo del cambio e incursionaba en diversos campos siempre en plan de aprender. Tú vives y trabajas mejor si lo imitas y usas más tus sentidos. Siendo creativo te sentirás vivo y alejado de la inercia y la rutina que paralizan a tantos. Haz una lista de varias cosas que quieres hacer para innovar y hacer cambios positivos. Camina descalzo sobre la hierba al amanecer, abraza los árboles, huele las flores, oye otro tipo de música. Prueba comidas exóticas, cambia tu modo de vestir, visita un museo, sé más táctil, compra inciensos. Lleva flores a tu casa, siembra algo y cuídalo, pinta, moldea, acaricia sin prisas, siente la magia de vivir.
Sé atrevido y cambia animoso antes que la vida te mueva a cambiar con dolor.
Date el gusto de innovar, cultiva una actitud aventurera y no te sientas siempre mal siendo un trasgresor. En un mundo de mutaciones, es bien necesario darle un aire fresco a la vida, sobre todo con grupos cerrados y enemigos del cambio. Disfruta probando cosas y no temas desafiar tantos convencionalismos paralizantes. Viaja, trata personas diferentes, prueba otras comidas, cambia hábitos rutinarios y despierta tu capacidad de asombro. Aprende de los niños, no tengas un alma hermética, cambia costumbres y ve más allá. La creatividad no es un don innato y la puedes cultivar para mejorar tus relaciones y tu trabajo.
En neurolingüística, se sugiere aprovechar mejor el hemisferio derecho con algunas acciones que despiertan la creatividad: Cierra los ojos y usa el sentido del tacto al bañarte, al comer y al desplazarte por la casa. Emplea la mano no dominante para abrir puertas, contestar el celular, cepillarte los dientes y manipular objetos. Lee en voz alta, ya que eso activa circuitos neuronales que no usas si lees en silencio. Deja la rutina y cambia las rutas usuales para ir a casa, al trabajo y otros lugares. Haz cosas novedosas, visita lugares desconocidos y trata personas de diferentes edades, trabajos e ideologías. Sal al campo y usa el tacto y el olfato. Cambia la ubicación de algunas cosas y pruebas otras sensaciones. Ensaya hacer cosas con un ojo tapado. Abre las puertas a otras habilidades: pintura, fotografía, artes, cocina, yoga o un nuevo idioma. Sé aventurero y experimenta lo inesperado con todos los sentidos.
Dicen que con el tiempo uno recuerda el 35 por ciento de los olores y solo el 2 por ciento de lo que oye, y el 5 por ciento de lo que ve. El conocimiento llega al cerebro a través de los sentidos y por eso te conviene aprovecharlos mejor. Buena parte de la genialidad creativa de Da Vinci nacía de cómo él usaba sus sentidos de maneras bien variadas. Da Vinci tocaba toda clase de texturas, olfateaba todos los olores y probaba cosas nuevas con la vista el gusto y el oído. Era amigo del cambio e incursionaba en diversos campos siempre en plan de aprender. Tú vives y trabajas mejor si lo imitas y usas más tus sentidos. Siendo creativo te sentirás vivo y alejado de la inercia y la rutina que paralizan a tantos. Haz una lista de varias cosas que quieres hacer para innovar y hacer cambios positivos. Camina descalzo sobre la hierba al amanecer, abraza los árboles, huele las flores, oye otro tipo de música. Prueba comidas exóticas, cambia tu modo de vestir, visita un museo, sé más táctil, compra inciensos. Lleva flores a tu casa, siembra algo y cuídalo, pinta, moldea, acaricia sin prisas, siente la magia de vivir.
Sé atrevido y cambia animoso antes que la vida te mueva a cambiar con dolor.
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