Pigmalión era un escultor
de Chipre que se encerró en su taller a crear la estatua de una mujer hermosa.
Después de pulirla por días y días tuvo ante sí la figura de la mujer más bella
que pudiera imaginarse.
Tanto que Pigmalión se pasaba horas admirándola, seducido por el
embrujo de su rostro y su cuerpo.
Se enamoró de su escultura,
la vestía bien, la acariciaba, le hablaba y esperaba que fuera de carne y
hueso.
Venus, la diosa del amor, se sintió conmovida y satisfizo ese
sueño: Un día la estatua cobró vida.
Así Pigmalión tuvo la grata
sorpresa de abrazar y besar a una linda mujer a la que conocemos como Galatea.
El mito enseña que muchas
veces atraes lo que deseas y que así como tratas a los otros ellos te responden.
Examina bien tus
expectativas porque ellas influyen en la realidad. Lo que siembras es lo que
cosechas.
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