Sin ser conscientes del tremendo poder
de la palabra las personas repiten frases como estas:
"Eso
sí no tiene perdón de Dios",
"eso
es imperdonable" o "
eso no
se debe perdonar".
Lo
cierto es que al hablar así cierran las puertas al perdón y, por lo mismo, a su
paz y su felicidad.
Dios
todo lo perdona o, mejor dicho, ama tanto que todo lo asume con amor y lo
entiende.
El amor de Dios es infinito y, como lo
expresa el salmo 103; "Su ternura no tiene límites".
De otra
parte todo se puede perdonar si uno se une a Dios, crece en compasión y no se
deja cegar por el odio y la rabia.
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