Los celos son el sentimiento
involuntario y universal de temor ante la posibilidad de perder a la persona
querida. Los celos son involuntarios pero se pueden controlar.
Hay dos tipos de celos, los leves y los
graves.
Solo los graves son los que se deben controlar ya que de no hacerlo acaban con
la relación, mientras que los leves fortalecen la pareja y aumenta la
complicidad entre ambos (es muy importante distinguirlos bien ya que las
manifestaciones más intensas de los celos se han de tratar).
Para
saber cómo controlar las manifestaciones de celos más graves hay que entender su origen.
Las manifestaciones de celos aparecen en momentos puntuales debido a ciertos
detonantes pero las personas que los sufren tienen predisposición innata a
sentirlos.
Esta predisposición depende de:
Baja autoestima: Las personas con baja
autoestima no son capaces de pensar que su pareja está enamorada de ellos.
Piensan que no son lo suficientemente buenos como para gustar a sus parejas. Debido
a esta inseguridad comienzan a ver mentiras y traiciones donde no las hay. Esto
provoca que no sepan valorar cualquier gesto cariñoso de su pareja y que lo
interpreten como si hubiera un motivo oculto (por ejemplo recibir un regalo y
pensar que tu pareja se siente culpable porque tiene un amante). Los celos son
justamente el miedo a la pérdida, por lo tanto cuanto menos te valores menos
entenderás que tu pareja se enamore de ti.
La sociedad y el momento histórico. En una sociedad machista los
hombres por lo general están más predispuestos a sentir celos.
Las experiencias anteriores del sujeto (por
ejemplo si su padre era celoso o si su pareja anterior le fue infiel). Estas experiencias marcan a las
personas y las hace estar más predispuestas a sentir celos. Estas
experiencias afectan a tu carácter y a tu personalidad sobre todo si ocurrieron
en tu infancia (padre o madre celosos).
Presión grupal. En la sociedad se
alimenta la idea de que debemos de buscar una relación perfecta. Si nos preocupa la imagen que
proyectamos ante nuestros amigos estaremos más atentos a los gestos de nuestra
pareja.
El detonante
Es
el momento puntual que provoca el ataque de celos, es la situación concreta que genera los celos.
El detonante depende de la
predisposición del sujeto a la hora de sentir celos. Si su
predisposición es muy baja el detonante debe ser muy evidente para que la
persona se sienta celosa. Sin embargo si el sujeto tiene una predisposición muy
alta el detonante puede ser incluso la situación más insignificante.
También depende de la cultura y el
momento histórico ya que unos mismos gestos pueden ser interpretados de una
manera distinta en diferentes culturas.
Para
que aparezcan los celos aparte de existir una predisposición, es necesario un detonante que
los haga aparecer. El detonante dependerá del nivel de predisposición, cuanto
mayor sea este nivel, más probabilidades habrá de que cualquier situación se
convierta en un detonante.
Esta
idea se ve mucho mejor a través de un ejemplo:
Te encuentras en tu sitio favorito
dando un paseo con tu pareja, de repente os apetece compartir un helado y vas a
comprarlo. Hay mucha gente haciendo cola y tardas más de lo previsto.
Vuelves
con tu pareja y ahora hay dos posibilidades:
Tu pareja te recibe cariñosamente y os
coméis el helado.
Tu pareja se enfada y te comienza a
preguntar por qué has tardado tanto. A pesar de tus explicaciones no te cree y
comienzan los celos.
Lo
que cambia dentro de ambas posibilidades es la predisposición ante un mismo
detonante (tardanza en volver con el helado). En el primer caso su
predisposición a los celos es baja y reducida por lo que no aparecen los celos.
Pero en el segundo caso la
predisposición de tu pareja es alta, por esta razón sí que aparecerán los
celos.
Los efectos que producen los celos son:
Deterioro de la relación. No solo por el hecho
de que la pareja del celoso se canse de la situación sino también porque el
propio celoso no se siente feliz en la relación.
Aumenta la predisposición a tener celos
en futuras relaciones.
De forma que las futuras relaciones de ambos miembros de la pareja se verán
resentidas. El nivel de este deterioro se explica por la predisposición formada
a raíz de la relación que acaba de finalizar.
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