¿Por
qué nos transformamos al volante?
Es cierto que nos facilita la vida. Nos
desplazamos rápidamente de un sitio a otro, no pasamos frío, nos entretiene con
música. Para muchos es un juguete de lo más divertido proveedor de adrenalina,
autoestima y emociones.
Un coche representa para algunos un
status, para otros una forma de vida, un medio de transporte, un juguete
divertido…
se le da muchos usos y genera multitud de emociones.
Pero,
¿en qué nos convertimos
las personas cuando estamos al volante?. Una vez una amiga me dijo “es que nos creemos superhéroes y
por eso hay tantos accidentes”. Y qué cierto es. Sentimos que estamos
dentro de nuestra pequeña burbujita irrompible, donde sacamos un carácter agresivo
y dominante y donde nadie puede tocarnos.
Recientemente
he estado cerca de sufrir varios accidentes por culpa de personas que depositan
su ego en la máquina y que sienten que se hunden si son adelantadas. Hasta tal
punto llega, que se
convierte para ellos en una cuestión de vida o muerte. Y o bien se
enfadan y te ponen las luces o conducen muy pegado a tu parte trasera, o bien
aceleran tanto para no ser adelantados, que son capaces de ponerse a
velocidades excesivas que normalmente nunca alcanzarían.
El conductor, grita, insulta,
gesticula, pone las largas, toca el cláxon… me atrevería a decir que en el mundo de la
conducción hay un 20% de
actos de generosidad: “pase usted, no tengo prisa” o “me paro en el paso de
cebra porque una señora se acerca”.
El 80% restante correspondería a: “no
te dejo que me adelantes ya que me hiere el orgullo”, “voy por el carril
izquierdo porque tengo el mismo derecho que tú”, “te adelanto por la derecha y
pasando muy cerca para castigar tu lentitud”, “no paro en el paso de cebra
porque pierdo tiempo”, “no dejo que nadie se me cuele en un atasco porque eso
me retrasará”…. y mil comentarios más que podría hacer.
Apuesto a que si todo el mundo
cumpliera las normas, fuera más ético y tuviera la misma educación en el coche que
tienen en persona, todas estas situaciones no se darían tanto.
conclusiones:
1. No es una cuestión de orgullo
Si
circulas más despacio que el resto de conductores, desplázate al carril
derecho. A la izquierda molestas. Aunque te parezca mal que otros vayan más
rápido de lo que deberían, tu deber no es aleccionar a nadie. Para controlar
esto está la policía, no tú.
Igual que hay un límite máximo, también
hay un límite mínimo.
En una carretera de un solo carril, no puedes ir “de paseo” sólo porque tú no
tengas prisa. Si quieres contemplar el paisaje, párate y camina. Pero no
ralentices el tráfico ya que los que vienen detrás de ti se enfadarán, te
pitarán y quizás te adelanten por donde no deben, pudiendo provocar un
accidente.
Recuerda,
no eres mejor por ir más
rápido o por obligar al resto de coches a ir a tu velocidad. Cada
conductor, debe conducir a la velocidad en la que se sienta cómodo. Ni tú vayas
más rápido obligado, ni hagas ir más despacio a los demás. Esto siempre crea
conflictos innecesarios.
2. Sé empático con los más jóvenes (L)
y con los mayores.
Tendemos
a abusar de los L o de los mayores y a tratarlos de “novatos” o “demasiado
mayores”. Numerosas veces he oído “es que el carnet debería ser para personas
de hasta 65 años como máximo”. Esto no es verdad ni es justo. Un novel, está en
su derecho de aprender a manejarse sólo y empezar a coger tablas. Ahora quizás
no tenga la soltura que tienes tú, pero la tendrá. Quizás esté asustado o
excesivamente cauto. No por ello le tortures agobiándole y pitándole. Sólo
conseguirás que le coja miedo al coche. Está aprendiendo y no debes olvidar que
tú también fuiste novel algún día.
Lo
mismo ocurre con las personas mayores. Es cierto que a mi me gustaría que
también llevaran un cartelito como los noveles para saber que son mayores, y
así yo darles más tregua. Pero como hoy por hoy eso no existe, simplemente hay
que ser más paciente al volante y pensar que ellos ni tienen tanta prisa como
nosotros, ni esa necesidad de correr. Aquí ocurre lo mismo: tú algún día también serás mayor
y querrás poder conducir y que el resto de los coches que circulan “te traten
bien”.
3. Todos tenemos derecho a conducir.
Todo
el que tenga un carnet de conducir está en pleno derecho de circular. ¿La
clave?, respetar las normas. No vayas excesivamente rápido pero tampoco
excesivamente despacio. Si adelantas, que sea por el carril izquierdo. Si vas
más despacio, quédate en el carril derecho. Si hay un STOP, para y si hay un
ceda el paso, también. Si hay un paso de cebra mira bien y si es una zona con
muchos coches, activa todos tus sentidos.
Si
todos cumpliéramos las normas y dejáramos el orgullo a parte, todo fluiría
mucho mejor.
4. El carril izquierdo es para
adelantar, no para circular
Existe
una fobia al carril derecho. Y lo tengo más que comprobado. Todos prefieren
circular por el izquierdo o por el central si es que existe. ¡El carril derecho
es el carril odiado!. ¿Por qué?, ¿miedo a ser etiquetados de lentos?. No lo
entiendo. Pero fijaos: vais por una autopista de 3 carriles en plena noche. No
hay prácticamente coches en la carretera. Y los 4 o 5 coches con los que os
topáis… ¡¡van por el carril izquierdo!!. ¿Alguien podría darme un razonamiento?
5. Adelantar agresivamente y a base de
agobiar a los de delante sólo te ahorrará 5 minutos (te invito a comprobarlo)
Sí
sí. Y es que muchos conductores sufren enormes ataques de estrés cuando se
suben al coche. Fernando Alonso se apodera de su cuerpo y su única meta en ese
momento es “ganar la carrera”. ¿No os habéis fijado?. Zigzagueando, volantazos
bruscos, pitadas constantes, adelantamientos muy cerca del coche de adelante…
todos alguna vez hemos ido tarde y hemos sido ese tipo e persona en mayor o
menor grado. ¿Alguna vez habéis calculado la diferencia de tiempo? yo sí. Suelo
tardar unos 28 minutos en llegar a casa. Y cuando me vuelvo Marina Alonso,
tardo 23. Una diferencia de 5 minutos que no sé si me compensan la verdad. Al
llegar a casa tengo tanto estrés que el tiempo que he ganado en el coche lo
pierdo en tratar de relajarme.
6. Haz ejercicios de respiración
Sales
a las 7:30 de la mañana de casa, tienes sueño, estás cansado y para colmo hay
un atasco enorme. ¿A quién no le ha pasado?.
¿Vas
a conseguir algo poniéndote nervioso? no.
¿Vas
a conseguir algo pitando? no.
¿Vas
a conseguir algo gritando o atacando a todo el que pase por tu lado? no.
AUTOCONTROL
Respira
hondo: inspira 4 segundos, guárdatelo dentro durante otros 4 y luego expira
durante 8 segundos. Lentamente. Hazlo tantas veces como sea necesario para
conseguir que tu corazón pare de latir como si quisiera salirse del pecho.
Ponte la radio, canta o escucha. Y verás que tu día empieza de otra manera.
7. Prueba a ser amable y verás que
recibes amabilidad.
En
el coche y en la vida en general, uno da lo que recibe. Y aunque en el coche no
se cumpla siempre, por lo menos tú te sentirás mejor contigo mismo. Y en paz
con el mundo. Sonríe o haz un gesto con la mano cuando un conductor te de las
gracias por dejarle pasar; o cuando lo haga un peatón. Cuando te dejen pasar a
ti, sé agradecido. No agobies a alguien que quizás necesita ir más despacio, sé
comprensivo y paciente.
Te darás cuenta, de que cuando alguien
te sonríe y es amable, inevitablemente algo en tu interior se reblandece y sólo
tienes ganas de corresponderle. Pues
en el coche ocurre lo mismo. No saques el “tú agresivo” o el “tú
intocable por sentirse protegido dentro de la burbuja”. Saca el “tú amable” y
verás como funciona.
Si
todos pusiéramos un poco de estos 7 puntos en nuestra conducción, tengo muy claro que habría menos
accidentes innecesarios, menos enfados, menos miedos al coche y una circulación
más fluida. No meto el tema del alcohol porque no hace falta que diga
que si has bebido no conduzcas. Hazlo por ti, por los demás y por el dinero que
te costará luego arreglarlo. Siendo prácticos, no tiene ninguna ventaja. Es un
peligro.
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