“Envejecer es como escalar una gran
montaña…Mientras se sube, las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre,
la vista más amplia y serena” (Ingmar Bergman).
¿Envejecer?
Quizá muchos de nosotros,
sobre todo los más jóvenes, aún no nos hemos planteado nunca cómo maduraremos y
creceremos personalmente, hasta llegar a la vejez. Y, sobre todo, cómo
nos adaptaremos a ella: ¿seremos felices?
Si
queremos asegurarnos una vida y una vejez felices, podemos atender a tres sencillos pasos que propuso
hace años un autor llamado Baltes (1990). Este autor planteó un modelo
que llamó: Optimización
Selectiva con Compensación (SOC, de sus siglas en inglés).
Aunque se puede aplicar a cualquier
etapa vital, este modelo tiene su máxima expresión en la vejez, pues la experiencia
acumulada a lo largo de la vida permite que muchos mayores consigan aplicarlo
en su día a día para ser felices.
Las siglas SOC hacen referencia, como
el nombre del modelo indica, a: selección, optimización y compensación.
1. Selección.
Hace
referencia a la capacidad
que todos tenemos para seleccionar nuestras relaciones y nuestras actividades
en función de las condiciones que nos caracterizan a cada uno: habilidades,
gustos, entorno, etc.
Esto es, una de las claves para ser
felices es la capacidad y posibilidad de adaptar lo que elegimos a nuestras
preferencias y gustos
(elegir la pareja que nos gusta, practicar hobbies y deportes que nos
gustan,…), a nuestras habilidades y aptitudes (trabajar en aquello para lo que
nos sentimos competentes y que, además, nos gusta), a las condiciones de
nuestro entorno (elegir un hobbie que se adapte a nuestro nivel económico,
trabajar en un lugar al que nos es posible desplazarnos,…), etc.
2. Optimización.
Con
ella, se hace referencia a
la capacidad para sacarle el máximo provecho y rendir tanto como nos sea
posible en aquello que llevamos a cabo. Es decir, “dar lo mejor de uno
mismo”: implicarnos en nuestra asociación de vecinos, colaborar con causas con
las que nos sentimos identificados, rendir lo mejor que sabemos y podemos en
nuestro trabajo, implicarnos en nuestras relaciones personales y de pareja, etc
3. Compensación.
Por
último está la
compensación de aquellas dificultades u obstáculos que uno se pueda encontrar a
lo largo de su vida, cambiando las estrategias empleadas anteriormente para
alcanzar las metas por otras más adecuadas a la situación concreta. Un
ejemplo claro de este aspecto lo podemos ver en aquellas personas que han
perdido agilidad física para realizar un determinado deporte que hasta ese
momento practicaban y que, como consecuencia, tienen que realizarlo a un menor ritmo o con una menor
intensidad.
La experiencia adquirida a lo largo de
la vida nos facilita actuar optimizando, seleccionando y compensando los déficits o dificultades que podamos
encontrar. Esta actitud se relaciona con la llamada “sabiduría”.
¿Cómo
ponerlo en práctica?
Rubinstein
es un pianista con éxito en todo el mundo y, con sus más de 90 años, explica qué hace él para vencer
a la edad y seguir siendo un gran concertista de piano:
1 De todo el repertorio musical elige
las piezas que más le gustan y con las que se siente más cómodo (selección).
2 Practica todos los días las mismas
horas pero,
como ensaya menos piezas, dedica
más tiempo a cada una (optimización).
3 Cuando
tiene que interpretar movimientos que requieren de más velocidad en sus dedos
de la que puede conseguir, hace
más lentos los movimientos previos a los más rápidos para dar sensación de
mayor velocidad en éstos (compensación).
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