El colecho es una práctica habitual en
muchas culturas, el niño comparte lecho durante el sueño con sus padres de
forma natural.
Los
autores/psicólogos/padres etc., partidarios de esta práctica que la denominan como “lo natural”,
se amparan en estudios en los que se afirma que el colecho tiene los siguientes
efectos en los niños:
Refuerza el vínculo afectivo entre los
padres y el niño.
Disminuye la probabilidad del síndrome
por muerte súbita.
A
nivel de conducta y personalidad los niños presentan: mejor comportamiento con
sus maestros, menos rabietas, más felices, soportan mejor el estrés, más
independientes, autoestima más alta, niveles más bajos de ansiedad, se muestran
más optimistas y positivos.
Pero
yo me pregunto, en estos estudios, ¿Cómo han sido capaces de aislar las
variables, y de esta forma estar seguros de que el colecho es el responsable
del optimismo, la positividad, autoestima alta, felicidad, resistencia al
estrés…? particularmente pienso que no hay datos de investigaciones con
garantías que me hagan pensar que el colecho es más positivo que dormir en tu
propia cama.
Por
supuesto, tampoco he encontrado evidencias de lo contrario. Es decir, yo no he
encontrado datos de estudios serios que me sugieran o indiquen que es una
práctica perjudicial que haya que cambiar o modificar en ningún sentido.
En nuestra cultura occidental la
práctica del colecho al menos en los últimos siglos es poco habitual, para nosotros lo más
frecuente siempre ha sido que el niño comparta habitación en sus primeros meses
de vida, durmiendo en su
cuna, para luego trasladarlo a su habitación y su cama.
De
hecho, algunas preguntas muy habituales en escuelas infantiles que hacen los
padres son ¿Cuándo cambiar
al niño a su propia habitación? ¿Cuándo pasarle de la cuna a la cama?
Metodo estivill
Con
respecto a esta costumbre occidental, tengo que decir que tampoco han llegado a
mis manos investigaciones con garantías que me hagan pensar que el dormir en tu cuna y en tu
cama desde el nacimiento, lleve, induzca o favorezca cualquier tipo de
alteración afectiva o emocional. De nuevo, no he encontrado datos de
estudios serios que me sugieran o indiquen que es una práctica que haya que
cambiar o modificar en ningún sentido.
¿Entonces qué hacemos? ¿colecho o
Estivill?
Lo
que tenemos que cambiar, desde mi punto de vista, no es esto, sino otras cosas…
Paso a explicarme:
En la cultura occidental a la que
pertenecemos, si ponemos a nuestro hijo en la cama y se queda tranquilo,
conciliando el sueño solo y duerme plácidamente durante la noche, es poco
frecuente que los padres nos planteemos la práctica del colecho.
El
problema suele venir cuando lloran desconsoladamente, nos echan los brazos para
que les saquemos de la cuna, vengan una y otra vez a nuestra cama… es entonces cuando buscamos una
solución a esta situación.
Una solución sencilla, rápida y eficaz
es que el niño haga lo que él desea, dormir con sus padres. Los niños utilizan el
lloro funcional para conseguir su objetivo (por supuesto aquí no estamos
incluyendo situaciones especiales, como por ejemplo que el niño esté enfermo,
tenga pesadillas o terrores nocturnos).
Si el niño llora para conseguir ir a la
cama de los padres y los padres ceden en su requerimiento, la decisión no la
estamos tomando libremente, no vamos a practicar el colecho porque consideremos que es lo mejor
para nuestro hijo, en realidad lo hacemos para evitar que nuestro hijo llore,
para que no tenga rabietas, para poder dormir y descansar…y desde mi punto de
vista, ése es el error, pues estamos enseñando a nuestro hijo a conseguir sus
objetivos a través del lloro y con conductas inadecuadas. Le estamos enseñando a
manipularnos.
Colecho y estivill
Yo opino que nuestra forma de dormir
tiene que ser entendida dentro del contexto específico de cada cultura y de la
naturaleza de las relaciones que tiene el niño con su entorno familiar. Por lo tanto, es probablemente
cierto que ni el colecho ni el dormir a solas tengan una relación tan directa
con el futuro comportamiento de un niño, como la tiene el propio entorno. De
hecho, la disposición a la hora de dormir puede mejorar o agravar el tipo de
relaciones que sostiene un niño durante el día. Así que, en lugar de indicar
que cierto tipo de “forma de dormir” produce una personalidad específica, sería
más acertado pensar que cada
método forma parte de una manera de educar y que ésta manera de
interactuar con el niño es la que condiciona su personalidad cuando sea adulto.
Es
por ello que sugiero desde aquí, dejar de demonizar tanto el colecho como “dormir solo”, y mucho menos
basar nuestra defensa y elección de una u otra “forma de dormir” en
investigaciones que no tienen validez seria. Elegir una u otra opción depende
solamente de nuestras preferencias y creencias sobre lo que preferimos. Este
enfrentamiento de estas dos posturas es absurdo, respetemos cada una de ellas y no hagamos afirmaciones
sin base seria
En conclusión, la respuesta es sencilla: tú, como
padre/madre decides como educar a tu hijo, tú decides si colecho o su cama, y
lo que tú elijas es lo correcto. Ejerce tu derecho y obligación de educar y
hazlo sin cuestionarte constantemente, que la duda no te acompañe perennemente
a la hora de educar, sé valiente.
¡Tú decides la forma de educar a tu hijo!
*Lloro funcional es aquel que el
niño utiliza con un objetivo claro, conseguir un cambio en la conducta
de otro para obtener aquello que queremos y que había sido negado, en este caso
“irme a la cama de mis padres, que se queden conmigo en la cama…”
*Creencias: Una creencia es el
sentimiento de certeza sobre algo. Es una afirmación personal que
consideramos verdadera. Muchas personas tienden a pensar que sus creencias son
universalmente ciertas y esperan que los demás las compartan. No se dan cuenta
que el sistema de creencias y valores es algo exclusivamente personal y en
muchos casos muy diferente del de los demás. Una creencia es una opinión discutible.
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