Las
actuales prestaciones de los smartphones o teléfonos inteligentes han
convertido a estos dispositivos en una especie de extensión de nuestro cuerpo.
Vamos con ellos a todas
partes; incluso al baño y, por supuesto, duermen a nuestro lado, aunque
sea en la mesita de noche y
rara vez los apagamos.
¿Qué riesgos conlleva dormir con el móvil encendido?
Según un estudio publicado en la revista Proceedings of
the National Academy of Sciences (PNAS) el problema procede de la pantalla de los dispositivos
(sea móvil, ebook, portátil o tablet). La luminiscencia de las pantallas reduce la melatonina
(la hormona reguladora del
sueño) y además
prolonga el tiempo que tardamos en dormirnos. También retrasa y reduce el
sueño REM; el estado de alerta aumenta por la noche -al contrario de como
debería ser-... todo ello conduce a que retrasemos la hora del sueño y que suframos de insomnio o de
deficiencias en el sueño por esta interrupción silenciosa de los ritmos circadianos
del organismo.
Por si esto fuera poco, el hecho de que segundos antes de disponernos a dormir y
cerrar los ojos, hayamos echado un vistazo a nuestro dispositivo,
hiperexcita nuestro cerebro, lo que es el efecto contrario que necesitamos
antes de dormir. Para que
nuestro cerebro descanse y durmamos lo mejor posible, deberíamos apagar
nuestros móviles y nunca encenderlos mientras dormimos puesto que cualquier
vibración, sonido o destello puede despertarnos e interrumpir nuestros ciclos
de sueño.
Despertarnos a menudo por una notificación luminosa en el
móvil nos lleva a lo que se ha denominado como “insomnio tecnológico”, una
patología que provoca insomnio en su fase más inicial pero que, en algunos
casos, puede provocar despertares intrasueño y volverse más acusado.
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