"Mi
amor reina en el padecimiento, triunfa en la humildad y goza en la
unidad".
Oración a Nuestro Señor en calidad de Rey en el Santísimo
Sacramento.
«Yo os adoro, ¡oh Jesús, Rey poderoso!, en este trono de
amor y de misericordia. Recibidme por esclavo y siervo vuestro, y perdonad mis
repugnancias y rebeldías al soberano dominio que tenéis sobre mi alma. ¡Ah Rey
benigno! Acordáos que no podríais ser en efecto misericordioso si carecieseis
de vasallos miserables. Alargad, os ruego, vuestra liberal mano y remediad mi
extra indigencia con el precioso tesoro de vuestro santo amor, que al fin no es
otra cosa sino Vos mismo; despojándome de todo este miserable amor propio y de
todos estos pueriles humanos respetos que me tienen como asido y encadenado.
Venid, ¡Soberano Rey mío!, a romper mis ataduras y a librarme de esta mala
servidumbre y a establecer vuestro imperio en mi corazón. Quiero reinar en el
vuestro por una ardiente caridad con mi prójimo, no hablando de él sino
caritativamente, sufriéndole, excusándole, haciendo y queriendo para él lo que
yo quisiera hiciesen conmigo, no permitiendo que mi lengua suelte palabra
alguna ofensiva o de resentimiento. Así no habrá cosa que me turbe para que mi
Rey halle en mí imperio de paz. Amén».
"La
Santa Eucaristía es la perfecta expresión del amor de Jesucristo por el hombre,
es la quintaesencia de todos los misterios de su vida."
"Sólo Yo comprendo perfectamente cómo me inmolo
todos los días sobre el altar por la salvación de los fieles, lo que no pueden
comprender absolutamente ni los querubines ni ninguna potencia celestial."
"Los
santos no nacieron santos; llegaron a la santidad después de una larga
continuidad de vencimientos propio."
"Tenemos que ganar el mundo entero y cada alma,
ahora y en el futuro hasta el final de los tiempos, para la Inmaculada y a
través de ella, para el Corazón Eucarístico de Jesús".
"Me
parecía que contemplaba el corazón de vuestro cuerpo sagrado con mis propios
ojos, como si me lo abrierais y me dijerais que bebiera de él como una fuente ,
invitándome a saciarme de las aguas de la salvación en estos manantiales
vuestros. Me invadieron ansias de que las aguas de la fe, esperanza y caridad
fluyeran de vuestro corazón al mío."
"Bebe la preciosa sangre y agua que brotan del
costado del Señor y sana tu alma con Longinos. Pero no esperes mayores signos
de su bondad divina aparte de su humanidad doliente, pues después de todo esto
Cristo resucitó de entre los muertos y ya no sufrirá más."
"Por tanto, perseveren en su conducta y sigan el
ejemplo del Señor, sin odiar a nadie y ayudándose mutuamente con la bondad del
Señor".
"¡Oh démonos a El! ¿Qué son cincuenta años y aún
cien de vida, comparados con la eternidad? Sacrificio aquí en el destierro,
gloria sin fin en la patria. Y ¿qué es el sacrificio, qué es la cruz sino cielo
cuando en ella está Jesucristo?"
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