“Intoxicación por cafeína” se
volvió un término oficial en la comunidad médica cuando el “Manual de
diagnóstico y estadístico de desórdenes mentales”, conocido como DSM-5, lo
agregó el año pasado.
Entonces, ¿los amantes del capuchino deben preocuparse
por limitar su consumo?
Un experto, profesor asociado en el departamento de
psiquiatría de la Universidad Johns Hopkins, explica de qué forma funciona la cafeína en el cuerpo y
cuándo reducir su consumo.
La
cafeína bloquea la adenosina, un neuromodulador en el cerebro que les pone un
freno a neurotransmisores de excitación como la dopamina y la norepinefrina.
“La cafeína permite que estos químicos estimulantes fluyan, lo que puede tener
un efecto excitante, incluso en dosis muy bajas”, dice un
psicofarmacólogo que estudia la influencia de los medicamentos sobre el
comportamiento y el estado de ánimo.
Algunas
personas se agitan o aceleran con una taza de té suave. Para otros, hace falta
un expreso doble para comenzar el día.
La
mayoría de quienes beben café conocen al menos algunos síntomas de tomar
demasiado: nerviosismo, excitación, insomnio, pensamientos dispersos.
Pero una gran mayoría
de personas que consumen cafeína no experimenta consecuencias severas.
Hay algunos reportes de casos de estudiantes que
experimentan importantes niveles de ansiedad luego de tomar una decena de tazas de café.
Pero una sobredosis sería
difícil, “a no ser que tomaran varias píldoras de cafeína o tomaran varias
latas de bebidas energéticas” como Red Bull.
Es
posible que una persona muera por ingerir demasiada cafeína, “pero eso
significaría unos 14.000 miligramos, o unas 140 tazas de 237 centímetros
cúbicos de café en un día”. Consumir esa cantidad sería difícil debido a la naturaleza
auto-limitante del café. “Una taza te hace sentir bien y alerta, pero cinco tazas podrían hacerte
sentir retorcijones en el estómago”. “Te sientes lleno de energía y
normalmente no podrías seguir tomando”.
Mientras los clínicos pueden observar beneficios y
riesgos del consumo de cafeína, los efectos aún se debaten en círculos
académicos. “La evidencia
de que el café no filtrado aumenta los niveles de colesterol LDL es
convincente”, en referencia al tipo “malo” de colesterol. “Pero los
estudios de mortalidad son los que más cuentan”.
Un
estudio sugiere que la mortalidad se beneficia con hasta seis tazas diarias.
Otro sugirió riesgos de mortalidad en personas de menos de 55 años que toman más de cuatro
tazas por día. Como consecuencia, “sería renuente a decir que
encontramos la respuesta final”.
Investigaciones
actuales sobre depresión analizaron de cerca el glutamato, uno de los
neurotransmisores afectados por la cafeína. “En un estudio reciente, quienes tomaron entre dos y
cuatro tazas de café con cafeína presenciaron menos síntomas depresivos, y lo
opuesto se registró entre quienes redujeron su consumo”. Eso no significa que los
pacientes deprimidos se beneficien de una dieta constante de café triple.
“Si un paciente está deprimido y predispuesto a los ataques de pánico, por
ejemplo, la cafeína podría
empeorar la condición”.
La
evidencia más convincente indica que probablemente uno no corre riesgo de
sufrir importantes efectos colaterales de tomar café si consume hasta cuatro
tazas de 237 centímetros cúbicos de café filtrado, o unos 400 mg, al comienzo
del día.
“Si
tomas menos de cuatro tazas diarias y no tienes ningún efecto colateral,
entonces probablemente estés bien”.
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