Esta es una fórmula mágica para perder peso y
fundamentalmente grasa.
La
fórmula para la pérdida de peso, y más concretamente de la grasa, se basa en
dos puntos fuertes: no dormir y pasar frío, sé que dicho así puede
parecer raro, pero lo voy a explicar y veréis como no es tan raro como parece.
No dormir para adelgazar:
Cuando se refiere a no dormir, no se trata de que pases
las noches en vela, sino
que simplemente por cada hora que estemos despiertos quemaremos entre 30 y 50
calorías, es decir, es como haber andado un kilómetro sin habernos
movido del sitio.
Mientras
dormimos nuestro metabolismo quema en torno a las 45 calorías, mientras que
despiertos consume entre 60 y 100 calorías/hora, aunque claro está esto
depende de tu actividad, no es lo mismo estar sentado leyendo o viendo la tele
que fregando o jugando al billar.
Dormir
menos tiene un lado bueno y otro malo. Como aspecto positivo quemas
calorías sin esfuerzo, y
es una forma sencilla y barata de perder peso, pero desgraciadamente
también tiene un lado negativo, dormir poco aumenta las hormonas de cortisol y grelina, entre otras, lo
que a su vez nos provoca más estrés y hambre.
Es fundamental que durante esa hora que le ganamos al día
no nos dediquemos a saciar el hambre con galletas o chocolate, porque sino las
calorías extra que quemas por estar
despierto se van a
convertir en 600 calorías extra en tu balance de calorías diario.
Truco para fulminar la grasa durmiendo 1 hora menos:
El
truco es sencillo, no se trata de trasnochar, sino de adelantar una hora la
alarma del despertador por las mañanas.
Lo
ideal es que esa hora extra la dediques a caminar, ¿qué consigues con esto?,
pues además de no darte un atracón nocturno los números estarán a tu favor.
A las 50 calorías extra
del madrugón le sumarás 250 calorías por la caminata, por lo que a la hora en
la que normalmente empiezas tu día ya habrás quemado 300 calorías extra.
Pasar frío para adelgazar:
No
se trata de “morir congelados”, solamente de pasar un poquito de frío yendo un
poco menos abrigados por la calle o no abusando tanto de la calefación en casa,
por ejemplo por el día la podemos tener a 19 grados y por la noche a 15, además
seguro que tu bolsillo lo agradece.
También
será muy buena idea ducharnos con agua fría, o al menos intentarlo, ya
sabes que las duchas de agua fría están llenas de beneficios.
¿Por qué adelgazamos con frío?
El cuerpo humano genera calor que obtiene… ¡quemando alimentos!”, es decir, si no comes
de más quemas la grasa almacenada.
Para que nos hagamos una idea más clara de como nos ayuda
el frío, una hora “al aire libre” nos hará quemar unas 150 calorías, mientras
que con una ducha de agua
fría durante 4 minutos lograremos quemar en torno a 50 calorías.
Eso sí, la quema de calorías va a depender del frío que
pases, el peso, a menor peso más gastas (así que a medida que vas adelgazando
el proceso se va acelerando, justo lo contrario que ocurre con las dietas, que
a medida que comemos menos el cuerpo decide ahorrar más energía, por lo que
cuanto menos comes menos acabas quemando), y de otros factores como tu
capacidad ante el frío, hay organismos que tienden a termogénesis, lo cual hace
gastar más, y otros organismos tienden a la vasoconstricción, lo que hace que
sean mejores aisladores y gasten menos.
El plan perfecto para perder
peso y grasa
Te levantas una hora antes,
sales a caminar a buen ritmo con una camiseta. Se trata de un pasar un poco de
frío no de que te tengan que hospitalizar por hacer locuras.
Cuando llegues a casa, después
de tu caminata, date un ducha con agua fría.
Con la caminata al frío habrás
gastado 150 calorías de termoregulación, unas 300 por la caminata, otras 50 por
la ducha de agua fría, más las 50 calorías por llevar despierto una hora más,
con esta sencilla pauta habrás gastado un total de 550 calorías.
¿Quieres aumentar aún más la quema de calorías?
Toma café solo, sin leche ni
azúcar, hasta la hora del almuerzo acelerarán aún más tu metabolismo
lípidico e irás metabolizando más grasa durante la mañana.
Hay
numerosos estudios que corroboran el factor lipolítico del café, así como su
capacidad para elevar en un buen porcentaje el nivel de gasto calórico basal
(las calorías que nuestro cuerpo necesita sólo por vivir).
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