Habrás
oído hablar de la Ley de compensación, de causa y efecto o del karma.
También puede llamarse Ley de la siembra,
según la cual lo que
siembras, lo recoges porque vuelve a ti.
Esta
ley funciona, aunque no lo sepas y a pesar de que los
inconscientes crean que pueden actuar impunemente.
La verdad es que todo lo bueno o negativo se recoge tarde o temprano,
porque la vida no se queda con nada.
En su Carta a los Gálatas San Pablo la
concretó así: “Cada uno
cosechará lo que ha sembrado”. 6,7.
Y Jesús la condensó en estas palabras: “Con la misma medida que midas
serás medido”. Mateo 7,2.
Es lo que confesó cierto día un delincuente
cuando lo apresaron: “Yo sabía que así iba a terminar”.
Piénsalo
y mira qué es lo que deseas cosechar. Ámate y no programes infelicidad y
sufrimiento para ti y para otros.
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