La fe es un puente sólido que te une con Dios, con los otros seres
humanos y con el universo.
Sin fe eres frágil, te pierdes en una dimensión
nebulosa y solo tienes un cúmulo de dudas y temores.
Con fe eres intrépido, te das sin reservas,
dominas los miedos
y te levantas animoso cuando caes.
Tu fe se agiganta cuando oras fervientemente, cuando amas y compartes
con personas positivas y confiadas.
Irradiar tu fe a los pusilánimes y los desalentados
es un gran regalo, más valioso que un obsequio material.
No caigas en el juego de los inconformes y
los que le buscan peros a lo mejor porque nada les satisface.
Sin alimentar fantasías, cree cada día más en
Dios, en ti, y tiende puentes de confianza y amor por doquier.
Recuerda que “el que ha perdido la fe ya no tiene nada más que perder”.
Publio Siro, pensador romano.
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