Vivimos
esperando
a
que la vida nos espere.
La vida es lenta, muy lenta,
y nosotros vamos rápido, muy rápido.
Comemos rápido,
hablamos rápido y dormimos rápido,
mientras la vida no entiende
de esos espacios temporales estresados.
La
vida es eso que pasa
mientras
nosotros corremos.
Vivimos esperando el momento perfecto,
sin utilizar el momento y hacerlo perfecto.
Ese momento donde nos preocupamos más
por lo material que por nosotros mismos.
Vivimos esperando
que la jornada termine para llegar a casa,
vivimos esperando que sea viernes
(olvidando que el que no es feliz un miércoles
tampoco lo será el fin de semana).
Vivimos
esperando que lleguen los puentes,
las
vacaciones, el verano…
Vivimos
esperando que pase algo,
y lo
único que pasa
es
la vida.
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