Aprendizaje Acelerado o Super-aprendizaje es un sencillo método que
permite multiplicar por 10 nuestra potencialidad de aprendizaje y de
memorización, utilizando de forma coordinada los hemisferios cerebrales derecho
e izquierdo. Se trata de un aprendizaje multisensorial, a través de todos los
sentidos.
A mediados de los años 60, un médico búlgaro,
Georgi Lozanov, nacido en 1926, empezó a publicar trabajos relacionados con
investigaciones realizadas a pequeños grupos de personas a las que se les
enseñaba a aumentar de forma exponencial su memoria. En 1966 el gobierno
búlgaro crea en el más absoluto secreto (no olvidemos que nos encontramos en
plena guerra fría) el
Centro de Investigaciones de Sugestología y Sugestopedia —así se llama
su método— en el que reúne a eminentes profesionales búlgaros de la medicina,
la educación y la lingüista con el fin de investigar todo lo relacionado con la
sugestión. El objetivo del Gobierno búlgaro
era utilizar todos esos descubrimientos con fines políticos y de espionaje. Sin
embargo, los resultados son tan asombrosos, que el Ministerio de Educación
Nacional traspasa el resultado de esas investigaciones al ámbito educativo. En
1972 aplica la sugestopedia a una Escuela Primaria —la Escuela 122 de Sofía—
con tan extraordinarios resultados, que poco a poco comienza a ampliar la
experiencia a otras escuelas.
La relajación política en Bulgaria y la
participación de Lozanov y su equipo en distintos Congresos Internacionales
permite al mundo conocer estos avances. En 1976 se abre la primera Escuela en
Viena, Austria, y se va extendiendo a otros países, como Canadá, Suecia o
Estados Unidos y de allí al resto del mundo.
La sugestología y la sugestopedia han ido evolucionando en los últimos
años hasta convertirse en lo que hoy conocemos como Aprendizaje Acelerado.
El aprendizaje acelerado
consiste en aprender a aprender, en saber cómo funciona el proceso de
aprendizaje de cada persona y en darle las herramientas adecuadas para que las
pueda utilizar de forma natural. Combinando ritmos, frecuencias, tonos y el
lenguaje corporal se permite al cerebro hacer una síntesis entre los dos
hemisferios. El aprendizaje está basado en representaciones, juegos y en el uso
de determinadas melodías musicales, perfectamente seleccionadas de entre los
autores del barroco.
En estos momentos, el aprendizaje acelerado se ha visto enriquecido por
aportaciones de la PNL, de los mapas conceptuales y de la lectura rápida. La
utilización de estos nuevos métodos ha llegado incluso a la creación de cursos
a través de Internet, con metodología del aprendizaje acelerado.
El punto de partida del aprendizaje acelerado se
encuentra en las investigaciones contemporáneas de psicólogos soviéticos, a
mediados de los años sesenta, cuyas conclusiones resume así el Profesor
Banchtchikov: «No
utilizamos más que el 4% de las posibilidades de nuestro cerebro. El restante
96 % queda en reserva no-activa.» Entonces, ¿cómo llegar a crear una
situación de aprendizaje en la que, desterrando el stress, la tensión y la
angustia, se lleve al estudiante (joven o adulto) a utilizar plenamente su
energía mental?
Para responder a estas cuestiones emprendió el
psicoterapeuta búlgaro Lozanov una serie de investigaciones y experiencias,
encaminadas a utilizar la sugestión como medio pedagógico que estimula la
inteligencia, la afectividad y la percepción del individuo. Se propuso como
meta la elaboración de una pedagogía nueva: «la sugestopedagogía» o
«sugestopedia».
El
estudiante adulto llega a clase con su bagaje de conocimientos, experiencias,
actitudes, bloqueos o traumatismos, de los que en la mayoría de los casos es
consciente. Sus aptitudes para el aprendizaje están ligadas a factores
genéticos, socioculturales o experienciales, pero dependen en muchos aspectos
de la actitud que presenta frente a la situación de aprendizaje.
Pimsleur, Mosberg y Morrison han estudiado la relación
entre la actitud o la motivación y los resultados de sus estudiantes de
francés, su segunda lengua. Las investigaciones y los estudios de Gardner y
Lambert concluyen que el factor actitud es más importante que el factor
aptitud.
Según Lozanov, la «sugestión» constituye un
poderoso medio en manos de un pedagogo avisado. La sugestión sirve para
elaborar y mantener, en la mayoría de los estudiantes, una actitud positiva de
cara a la enseñanza, a la materia enseñada, al profesor y al aprendizaje.
Ejercerá
su acción en varios planos:
1. En
primer lugar, tratará de «desugestionar» al estudiante de las anteriores
sugestiones negativas y, sobre todo:
a) todo ser humano tiene aptitudes modestas;
b) al envejecer, las aptitudes se reducen;
c) el estudio (el aprendizaje) es difícil y
exige mucho esfuerzo y concentración;
d) se llega a aprender, después de varias
lecturas y repeticiones de la misma lección.
2. En
segundo lugar, facilitará la relación profesor-estudiante,
estudiante-estudiante, profesor-estudiantes.
3. En
tercer lugar, entrará como componente multidimensional del entorno y ayudará a
la creación de una atmósfera sugestiva.
4. Por
último, estimulará la memorización y contribuirá de ese modo a dar al
estudiante satisfacción y confianza en sí mismo.
Podemos definir la sugestopedia como una pedagogía optimista.
Lozanov se propone crear algo nuevo dentro de la
pedagogía existente y para ello procura construir una nueva teoría del
aprendizaje. Aunque de inspiración psicofisiológica, toma también algunos datos
de la teoría general de la información. Rechaza la antigua concepción
pedagógica, basada en la teoría tomista, que daba el primer puesto al
aprendizaje consciente, el del esfuerzo intelectual. En razón del secular
contexto filosófico, se consideraba al hombre como representante del
pensamiento, de la razón, de la inteligencia y se descuidaba hasta la
existencia de sus «cualidades animales». La enseñanza tradicional intentaba
sobre todo sacar partido de las «cualidades superiores» y desarrollarlas.
Utilizacion
de las cualidades innatas
Para Lozanov, el hombre es ciertamente un animal
pensante, pero precisamente la inteligencia y el razonamiento deben permitirle
la utilización -la mejor utilización- de esas facultades innatas que le ha dado
la naturaleza y que la civilización y la educación han embotado. ¿Cuáles son esas facultades? El
movimiento, la vista, el tacto, el olfato, el gusto, todos los sentidos
entreverados que forman la base del comportamiento y de la creatividad.
En el bebé, el aprendizaje se inicia con la
sensación, la percepción, el movimiento, la experiencia corporal. En este
estado elemental, el aprendizaje es más que otra cosa una conquista de la
motricidad antes de convertirse en una conquista psicológica.
Los
instintos, los automatismos, los reflejos, las emociones son casi siempre fruto
de un aprendizaje inconsciente, visceral. Además, el pedagogo tampoco puede
olvidar que el ser humano se aprovecha, desde su nacimiento, de la experiencia
acumulada por el contacto de los excitantes subliminales y a través de las
complejas relaciones sugestivas. Quien pase
por alto esta experiencia, nunca podrá explicar la intuición, los sueños, la
hipermnesia y otros hechos psíquicos fundamentales. La vida de todos los días
rebosa de experiencia inconsciente y subliminal, cuyas internas relaciones
pueden remontarse o no a la conciencia. Pero, aunque inconscientes, dichas
experiencias enriquecen nuestra provisión de conocimientos. En condiciones
especiales, pueden franquear el umbral y subir a la conciencia; la sugestión,
en sus diversas formas de utilización, puede facilitar el paso a la conciencia
del primer sistema de señalización al segundo.
De este modo, la sugestología arroja una luz
especial sobre el proceso de aprendizaje, del que hace surgir el aspecto
instintivo, inconsciente, natural y espontáneo. Los estudiantes aprenden con
mayor facilidad y rapidez y de una manera más agradable, si la organización
interna de la enseñanza llega a alcanzar las reservas de la actividad psíquica
no consciente.
En la
base de la teoría lozanoviana del aprendizaje hallamos los principios
psicofisiológicos de Pavlov. Pavlov había definido la «conciencia» como un
sector móvil de los grandes hemisferios, sector que posee una óptima
sensibilidad. Ahí es donde se forman los
reflejos condicionados y la diferenciación. En los demás sectores se sitúan las
actividades no conscientes, los automatismos. El sector de máxima sensibilidad
se sitúa, en el hombre, en las estructuras funcionales del segundo sistema de
señalización, sin olvidar no obstante su interno vínculo con el primer sistema
y las estructuras subcorticales e inferiores.
Antiguamente al primer sistema de señalización
no se le consideraba como formando parte de la actividad nerviosa superior, lo
mismo que a los sectores oprimidos del segundo sistema, que reaccionan a los
excitantes exteriores, pero cuyas reacciones, provocadas por excitantes subliminales
y débiles, no llegan a alcanzar al segundo sistema. Ahora bien, la ausencia de
reacciones verbales o conscientes al nivel del segundo sistema no significa
necesariamente que el reflejo se sitúe exclusivamente al nivel del primer
sistema. Es muy posible que el segundo sistema perciba información fuera del
sector de sensibilización óptima. Sería incluso lógico admitir con Lozanov que
el segundo sistema de señalización participa en la recepción y programación de
la información de un modo global y no a través tan sólo del «sector de
sensibilidad máxima», sector de la conciencia. Al contrario (y las
investigaciones de la psicología experimental avanzan en idéntico sentido),
cabe admitir que todas las reacciones vegetativas que se desenvuelven en el
plano funcional (por ejemplo, durante la hipnosis) han dejado rastros,
información, en el segundo sistema. Si el tono cortical se encuentra en estado
ordinario, los rastros de información no pueden pasar al «sector móvil de
sensibilidad máxima». Pero, debido a que llegan a veces a manifestarse, a
«salir del olvido», no podemos afirmar que no se sitúen en el plano del segundo
sistema. Otro tanto sucede con todas las actividades organísmicas que pueden, a
su vez, cambiar su curso mediante intervenciones sugestivas o verbales.
No nos es posible entender la naturaleza del
trabajo de la corteza cerebral sin estudiar más a fondo los problemas relativos
a las peculiaridades de la actividad psíquica no consciente. Esta constituye
una de las formas de la actividad cognoscitiva del cerebro, mientras que la
disposición interna individual, en cuanto manifestación de la actividad
psíquica no consciente, representa el vínculo entre el aspecto informativo y el
aspecto algorítmico de los conocimientos recibidos.
Si no otorgásemos la debida importancia a la
función reguladora del inconsciente, no comprenderíamos ni los automatismos, ni
el origen funcional de los actos del comportamiento, ni la naturaleza del
sueño, ni los mecanismos fisiológicos de la resistencia a la enfermedad.
La
sugestión constituye una corriente de información directa, que contiene el
aspecto informativo y el aspecto algorítmico de la acción. Pero para orientar
la corriente de información hacia la actividad psíquica no consciente, habrá
que explorar las posibilidades de la percepción subliminal a través de los
estímulos de intensidad débil (sonoros, visuales o audiovisuales).
En la etapa actual, la parapsicología y la
psicología aplicada no disponen de datos suficientes que autoricen una
conclusión. Mientras se indaga una mejor base experimental, la sugestología y
la sugestopedia se sirven «de excitantes subsensoriales de tipo marginal», cuyo
carácter subsensorial no es absoluto, sino relativo y más que nada situacional.
Son sobre todo los del segundo tipo los que intervienen al tiempo de las
sesiones sugestopédicas. La teoría del aprendizaje de Lozanov intenta utilizar
la potencialidad no sólo de la inteligencia verbal, sino también la de la
inteligencia no verbal. A este respecto, es igualmente una contribución a la
renovación de la pedagogía moderna.
Enseñanza y lenguaje verbal
A partir de la teoría de Paul Broca (1824-1880),
que localizaba la aptitud del lenguaje en el hemisferio izquierdo del cerebro,
la mayoría de las técnicas pedagógicas pretenden desarrollar sobre todo la
actividad del lenguaje y, por consiguiente, la inteligencia verbal. En el
parvulario y, en parte, en la escuela primaria, la educación tiene todavía en
cuenta la potencialidad de la inteligencia no verbal en la medida en que el
programa prevé ejercicios gestuales, cantos, dibujo, marchas y bailes, juegos
de mimo, trabajos manuales, modelaje, «collage» o «bricolage». Este programa
contiene el aprendizaje inconsciente y experiencias que el niño ha iniciado
desde la cuna. De repente, en la escuela secundaria, la educación adquiere una
orientación abstracta e intelectual que apela fundamentalmente a la
inteligencia verbal, a la conceptualización y a los modos de expresión de la
lengua. Entonces se produce la ruptura, y algunos niños que no logran adaptarse
al nuevo sistema se convierten en «malos alumnos». Sin embargo, esto no quiere
decir que sean menos inteligentes que los demás, ya que la literatura y la vida
abundan en ejemplos de «malos alumnos» que brillan por su imaginación y su creatividad.
La sugestopedia procura desarrollarla, y enseñar de una manera natural y
experiencias, como lo hacen los niños.
Especializacion
de los hemisferios cerebrales
Partiendo
de un enfoque global de la personalidad humana y teniendo en cuenta los recientes
descubrimientos psicofisiológicos en torno a las específicas funciones de los
dos hemisferios cerebrales, la sugestopedia restablece el equilibrio del
trabajo del cerebro, de las formaciones corticales y subcorticales y por ese
medio llega a hacer mucho más eficiente el aprendizaje.
Es cosa probada, en efecto, que en la mayor
parte de las personas los centros nerviosos reguladores del lenguaje y de la
inteligencia verbal están situados en el hemisferio izquierdo (Paul Broca). El
grado de dominio de éste varía según los individuos: es absoluto en unos,
ligeramente superior en otros, mientras que no existe en el 10 % de la gente.
Hasta la edad de 5 años, la lateralización de las funciones de los dos
hemisferios no está establecida, por lo que el hemisferio se halla todavía en
condiciones de asumir las funciones de la lengua. Más adelante, con el progreso
de la edad, la diferenciación de las estructuras atómicas implica la
distribución de las funciones psíquicas de las neuronas cervicales, de manera
que, hacia la edad de 10 años, ha quedado ya constituida la dominancia
definitiva del hemisferio izquierdo en cuanto al lenguaje y a la inteligencia
verbal. El es también el que asume el papel fundamental en lo relativo al
pensamiento abstracto y a las operaciones matemáticas.
En cuanto al hemisferio derecho, se orienta
hacia otras funciones psíquicas. Regula el pensamiento concreto y sintético,
los sonidos y las imágenes, así como sus asociaciones. Se convierte en la sede
de las distintas aptitudes, como el don de la música, la creación artística, la
intuición, la orientación en el espacio y la motricidad corporal. Es igualmente
el hemisferio izquierdo el que recibe, asimila y reprograma las entonaciones de
la voz humana, los gestos, la mímica, los actos ideomotores, los elementos
paralingüísticos que acompañan al lenguaje humano, así como los excitantes
periféricos del trasfondo.
Por lo que a la dominancia de los hemisferios se
refiere, no son únicamente las estructuras corticales las que la condicionan y
determinan, sino que también intervienen en ella las formaciones subcorticales.
Además, las modificaciones funcionales de ambos hemisferios se entreveran, se
equilibran, se contrapesan y se influyen recíprocamente de diversas maneras,
porque se hallan enlazadas por más de 200 millones de fibras nerviosas.
Ciertas
funciones psíquicas participan del funcionamiento de los dos hemisferios. El
proceso de memorización, por ejemplo, interviene en las dos, pues la parte
izquierda asegura la memoria voluntaria y la parte derecha condiciona la
memoria espontánea. Si se presentan palabras
diferentes a los dos oídos, se observará que las palabras presentadas al oído
derecho se memorizan más fácilmente que las otras. En cambio, las melodías y
los ruidos se perciben mejor por el oído izquierdo. Estos fenómenos se explican
por el funcionamiento de las fibras nerviosas de los oídos, que se comunican
con los hemisferios cervicales según su orden habitual, habida cuenta de la
lateralización más rigurosa: el oído derecho encamina el influjo nervioso al
hemisferio izquierdo, al paso que el oído izquierdo remite las palabras al
hemisferio derecho, que es quien controla el lenguaje.
Los encefalogramas registrados en el Instituto
de sugestología, testimonian una aceleración de la actividad cortical en el
hemisferio izquierdo, como consecuencia del trabajo intelectual de los
estudiantes, mientras que, bajo la influencia de la música, es el hemisferio
derecho el que sobre todo se activa. Por consiguiente, si el trabajo
intelectual está acompañado de una música suave y tranquila de compositores
clásicos o barrocos, la diferencia de actividad de los dos hemisferios
disminuye considerablemente. Así el estado funcional de la corteza cerebral de
un adulto vuelve a encontrar la flexibilidad de la infancia, esa dichosa edad
en la que la información se percibe y asimila rápida y fácilmente, flexibilidad
que estaba inhibida por la educación tradicional, orientada exclusivamente
hacia la inteligencia verbal. La desaparición de la asimetría funcional de los
dos hemisferios, gracias a la enseñanza sugestopédica, podría explicarse como
una consecuencia fisiológica de la infantilización, estado particular típico en
los estudiantes de las clases sugestopédicas.
Así,
pues, la música y las demás proyecciones artísticas que se integran en la
enseñanza sugestopédica llegan a desplegar reservas psicofisiológicas entre los
que aprenden, a consecuencia de lo cual los alumnos se hacen más equilibrados,
más receptivos y también más felices.
Estas
mismas técnicas suscitan modificaciones muy positivas en el profesor que las
aplica: nos encontramos ante una pedagogía de vanguardia cuyos resultados
plantean nuevos criterios sobre el potencial psíquico del hombre.
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