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SOMOS LO QUE PENSAMOS Y LO QUE IMAGINAMOS.


Las emociones y los pensamiento influyen en nuestra salud, esto es un hecho mas que confirmado, el efecto placebo así como las remisiones espontáneas pueden dar fe de ello. Las emociones pueden ayudar o perjudicar según sea su naturaleza, las emociones negativas liberan toxinas y dañan nuestro cuerpo, mientras que las emociones y pensamientos positivos liberan endorfinas y mantienen nuestra salud en optimas condiciones.

El psicologo Paul Ekman, reconocido por sus estudios sobre las emociones y la expresión facial; “Sabíamos que cuando uno experimenta una emoción, la misma se refleja en su cara. Ahora se ha descubierto que lo contrario también es verdad. Uno siente lo que muestra en su cara. Si se ríe uno del dolor, interiormente no sufrirá. Si pone la cara triste, sentirá lo mismo por dentro.”

La psiconeuroinmunología es un campo científico interdisciplinar que se dedica al estudio e investigación de los mecanismos de interacción y comunicación entre el cerebro (mente/conducta) y los sistemas responsables del mantenimiento homeostático del organismo, los sistemas: nervioso (central y autónomo), inmunológico y neuroendocrino, así como sus implicaciones clínicas.

¿Cómo Estimular las Emociones para Sanar?
1 ) Enfoque Positivo
Aunque sea una frase muy mencionada, y por ello, en ocasiones menospreciada, hoy la ciencia nos demuestra, a través de la psiconeuroinmunología, que es una “realidad bien real”. Comenzar a conectarnos con las cosas, actividades, personas que nos hacen bien y evitar las que no lo hacen, es empezar a decidir desde nuestra consciencia. Desayunar con música en vez del noticiero, meditar en medio de un embotellamiento de autos en vez de llenarse de bronca, mirar una comedia en vez de una película triste, etc., son algunos ejemplos sencillos. Cada situación tiene dos caras, como una moneda, Ud. decide cual quiere enfocar. Sin dudas, empezar a cultivar el positivismo hasta en los mínimos detalles (por más absurdo que parezca) y evitar las “emociones tóxicas”, constituyen el primer paso.

2 ) Relajación
El estrés debilita nuestras defensas, por lo que aquietar nuestra mente y sus pensamientos es fundamental. Adopte la técnica que prefiera, pero tómese algunos minutos del día (los más posibles) para relajarse y dejar la mente en reposo.

3 ) Meditación
Es dejar de pensar, sentir la esencia de nuestro Ser. Muchos piensan que meditar es concentrarse o enfocar la atención sobre una situación para solucionarla, por el contrario, es un estado en donde se logran apagar los pensamientos conscientes de manera tal que podamos percibir fuentes de información más sutiles, es decir, acceder a niveles más profundos de nuestra mente. No existe una buena o mala meditación, es “su” meditación, independientemente de la técnica que se adopte, el disponerse a meditar “ya es bueno”.

4 ) Visualización
Es el proceso mediante el cual utilizamos nuestro sentidos: oído, vista, olfato, gusto y tacto para crear imágenes en nuestra mente o sensaciones en nuestro Ser. Es un recurso de sanación antiguo empleado para modificar la realidad material de nuestro cuerpo. Las imágenes mentales tienen una poderosa fuerza de cambio, tanto de nuestra realidad interna como externa. De esta manera, las técnicas de visualización o imaginación creativa tienen por objetivo aprovechar esta fuerza sanadora para beneficiar nuestra salud, estimulando nuestras defensas, colaborando con la reparación de tejidos dañados, aliviando el dolor y reforzando los aspectos positivos de nuestra personalidad.

Ejemplos de visualización pueden ser: imaginar como se desinflama una articulación, imaginar como cicatriza una úlcera, imaginar como hacemos las pases con nuestros “soldaditos” (sistema inmune) para que no nos ataquen o imaginarlos fortalecidos ante la adversidad, imaginarnos a nosotros mismos fortalecidos y evolucionando. Para visualizar se necesitan dos cosas: imaginación y constancia, somos lo que pensamos, pero también somos lo que imaginamos.

Un tipo de inteligencia que involucra la capacidad de monitorear tus propias emociones y las de las de los otros, para discriminar entre ellas, y usar la información para guiar tu propio pensamiento y acción (Mayer & Salovey, 1993:433).

Las situaciones estresantes procesadas por el sistema interpretativo de creencias, propio de cada individuo, pueden generar sentimientos negativos de miedo, cólera, rabia, depresión, indefensión y desesperanza. Estas actitudes y emociones activan mecanismos bioquímicos, a nivel del hipotálamo, hipófisis y glándulas suprarrenales, que tienden a deprimir y/o suprimir la respuesta inmune, lo que hace posible el desarrollo de procesos patológicos diversos, el cáncer entre ellos.

Se ha demostrado con claridad que existe una conexión entre la mente y el cuerpo, y es la Psiconeuroendocrinoinmunología la que nos proporciona ahora algunas respuestas, ayudándonos a entender mejor cómo se transforman las emociones en sustancias químicas, moléculas de información que influyen en el sistema inmunológico y en otros mecanismos de curación del cuerpo.

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