Mis
amigos son todos así: Mitad locura, otra
mitad santidad. No los escojo por la piel sino por la pupila, que ha de tener
un brillo cuestionador y una tonalidad inquietante.
Escojo a mis amigos por la cara lavada y el alma expuesta. No quiero
sólo el hombro o el regazo, quiero también su mayor alegría.
El
amigo que no sabe reír conmigo, no sabe sufrir conmigo.
Mis
amigos son todos así: Mitad bromas,
mitad seriedad. No quiero risas
previsibles, ni llantos piadosos. Quiero amigos serios de esos que hacen de la
realidad su fuente de aprendizaje, pero que luchan para que la fantasía no
desaparezca.
No
quiero amigos adultos ni comunes. Los quiero mitad infancia y mitad
vejez. Niños para que no se olviden del valor del viento en el rostro, y
ancianos para que nunca tengan prisa.
Tengo
amigos para saber mejor quién soy yo, pues viéndolos locos, bromistas y serios,
niños y ancianos nunca me olvidaré de que la normalidad es una ilusión estéril.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios