Osteoporosis
–que quiere decir 'hueso poroso'- es el término empleado para designar una
alteración del metabolismo óseo caracterizada por un trastorno de la
resistencia. Esto disminuye la densidad y calidad del hueso y hace que éste se
vuelva frágil.
Pequeños esfuerzos pueden provocar la fractura
de estos huesos debilitados. Las
causas de que se produzca esto pueden ser múltiples, desde el abuso de drogas
hasta alteraciones endocrinas como las que tienen lugar durante la menopausia.
Para explicar por qué y cómo aparece la
osteoporosis debemos saber antes que en la vida de los huesos tienen lugar dos
procesos fundamentales: la formación y la destrucción (resorción) del material
óseo.
Durante
el crecimiento predomina la formación y cuando éste cesa, ambos procesos
alcanzan el equilibrio. Si por cualquier motivo la destrucción de hueso supera
a la formación aparece la osteoporosis.
Durante
la menopausia, la secreción de estrógenos disminuye. Este
descenso estimula el reclutamiento y activación de los osteoclastos –las
células que destruyen el hueso- de forma que aumenta la resorción. Además, la falta de estrógenos favorece
la pérdida de calcio a través del riñón por lo que la disminución de la
masa ósea se acelera.
FACTORES DE RIESGO
Independientes de la densidad de masa ósea
Edad
Propensión
previa a las fracturas
Historia
materna de fractura de cadera
Tratamiento
con glucocorticoides orales
Tabaquismo
Más de tres bebidas alcohólicas al
día
Artritis reumatoide
Índice
de masa corporal inferior o igual a 19 (delgadez)
Caídas
Dependientes de la densidad de masa ósea
Hipogonadismo
no tratado
Malabsorción
Enfermedad
endocrina
Enfermedad
renal crónica
Enfermedad
hepática crónica
Enfermedad
pulmonar obstructiva crónica (EPOC)
Inmovilidad
Algunos
fármacos
SÍNTOMAS
La
gran actividad de los osteoclastos provoca una importante pérdida de hueso
entre los primeros cinco a ocho años tras la pérdida del periodo. La osteoporosis tiene fama de ser una enfermedad silente porque
durante las primeras etapas no existe ningún síntoma de manera que pasa
desapercibida para las mujeres que la sufren.
Pero
cuando los huesos ya están muy debilitados aparecen algunos indicios como dolor
de espalda, pérdida de altura acompañada de una postura
cada vez más encorvada y aparición de fracturas vertebrales, de muñeca o
cadera.
TRATAMIENTO
Partiendo
de la base de que el mejor tratamiento de la osteoporosis es la prevención, una
vez detectado el problema en la mujer postmenopáusica existen medidas
farmacológicas y no farmacológicas.
Medidas no farmacológicas:
Dieta: encaminada a evitar la
malnutrición, a obtener una ingesta de calorías adecuada y a regular las
cantidades de calcio y vitamina D. La mujer postmenopáusica debería
ingerir suplementos adecuados de calcio con las comidas de tal manera que la
ingesta total de calcio, incluida la aportada por los alimentos, se aproxime a
los 1500 mg/día. La vitamina D es importante porque regula la absorción de
calcio en el intestino.
En mujeres mayores de 65 años, la dosis
necesaria de esta vitamina es de 800 U. Estos suplementos sólo son necesarios
en pacientes que no ingieran las cantidades recomendadas de estas sustancias
con la dieta.
Ejercicio: está demostrado que
la actividad física aumenta la masa ósea y disminuye el riesgo de fracturas de
cadera en mujeres postmenopáusicas. Además, el ejercicio es útil en la
prevención de otras enfermedades, especialmente las cardiovasculares.
Tabaco:
algunas de las sustancias
que contiene el tabaco aceleran la pérdida de masa ósea por lo que se
recomienda a las mujeres abandonar este hábito. Dejar de fumar reduce también
el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Medidas farmacológicas:
Estrógenos:
basándonos en la etiología
de la enfermedad, lo lógico sería pensar que la Terapia Hormonal Sustitutiva
con estrógenos es el tratamiento de elección. Sin embargo, sus múltiples
efectos secundarios han provocado que su uso se limite a mujeres
postmenopáusicas con elevado riesgo de fracturas que no respondan a otros
tratamientos.
Bifosfonatos:
son sustancias análogas a
los pirofosfatos endógenos y cumplen la misma función. Actúan sobre los
osteoclastos (las células encargadas de la resorción ósea) frenando la
destrucción del hueso. Los más comunes son el alendronato y el risendronato. A
largo plazo disminuyen el riesgo de fractura en torno a un 50% para la columna
y la cadera según numerosos estudios.
Raloxifeno:
este fármaco es un
modulador selectivo de los receptores de estrógenos que inhibe la
resorción ósea sin estimular el endometrio. Su eficacia está demostrada aunque
tiene algunos efectos secundarios. La ventaja del raloxifeno es que protege frente al cáncer
de mama. Se emplea como terapia de segunda línea en mujeres postmenopáusicas
jóvenes con osteoporosis vertebral.
Ranelato
de estroncio: El producto ha sido autorizado en el tratamiento de la
osteoporosis posmenopausica, para
la reducción de la fractura vertebral y de cadera. Se cataloga como un
fármaco que estimula la formación de hueso y evita, en cierta medida, su
destrucción.
Calcitonina:
es una hormona que es
capaz de reducir la destrucción del hueso al disminuir la actividad de los
osteoclastos. Posee además un efecto analgésico por lo que suele ser el
tratamiento de elección en pacientes con fracturas dolorosas.
Hormona paratiroidea: Reduce las
fracturas vertebrales y no vertebrales en las mujeres postmenopáusicas,
pero debido a su elevado coste se reservan para pacientes con formas severas de
la enfermedad que no responden a otros tratamientos.
Ante
aplastameintos vertebrales agudos puede recurrirse a medidas no farmacológicas
como la vertebroplastia, que consistente en la inyección de un material
polímero en el cuerpo vertebral que recupera la forma del hueso y actúa como un
potente analgésico. Es un procedimineto que se realiza
mediante radiología intervencionista y no requiere ingreso hospitalario.
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