Frases del papa
- Con la “cultura del descarte” la vida humana no es considerada ya un valor fundamental que hay que respetar y tutelar.
- El reto de los esposos cristianos: estar juntos, aprender a amarse para siempre y buscar el modo de que el amor crezca.
- No debemos tener miedo de la solidaridad, de poner a disposición de Dios lo que somos y tenemos.
- La división en una comunidad cristiana es un pecado gravísimo, es obra del diablo.
- Queridos jóvenes, aprendan a rezar cada día. Así conocerán a Jesús y le permitirán entrar en sus vidas.
- No se puede concebir una Iglesia sin alegría. Ésta es la alegría de la Iglesia: anunciar a todos el nombre de Jesús.
- En el Año de la fe propongámonos hacer cada día algo concreto para conocer mejor a Jesucristo.
- Jesús nunca está lejos de nosotros pecadores. Él quiere derramar sobre nosotros, sin medida, toda su misericordia.
- Cada encuentro con Jesús nos colma de alegría, aquella alegría profunda que sólo Dios nos puede dar.
- Que los Santos Apóstoles Pedro y Pablo bendigan a la ciudad de Roma y a la Iglesia que peregrina aquí y en todo el mundo.
- Pidamos por los seminaristas, para que, oyendo la voz del Señor, la sigan con decisión y alegría.
- Queridos jóvenes, estén atentos a su interior: Cristo llama a la puerta de su corazón.
- María, Reina del Cielo, ayúdanos a transformar el mundo según el designio de Dios.
- El Crucifijo no nos habla de derrota, de fracaso; nos habla de un Amor que vence al mal y al pecado.
- La luz de la fe ilumina todas nuestras relaciones y nos ayuda a vivirlas en unión con el amor de Cristo, para vivirlas como Él
- Pidamos por las comunidades cristianas de Oriente Medio, para que puedan vivir allí, donde el cristianismo tiene sus orígenes.
- La cultura del descarte produce muchos frutos amargos, como el desperdicio de alimentos y el aislamiento de muchos ancianos.
- El cuidado de la creación no es sólo un mandato divino al principio de la historia; es también para nosotros, es parte del proyecto de Dios.
- Ante el portal de Belén, recemos de modo especial por los que sufren persecución a causa de su fe.
- No nos hacemos cristianos por nuestras propias fuerzas. La fe es un don de Dios que se nos da en la Iglesia y por medio de la Iglesia.
- ¡Tengan fe en el poder de la cruz de Cristo! ¡Acojan su gracia reconciliadora y compártanla con los demás!
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