Nunca
estás solo ya que Dios siempre está contigo y además te
acompañan dos presencias de luz. Son tu ángel guardián o protector y tu espíritu guía que te conduce y te
inspira si sabes escucharlo.
Salúdalos cuando el sol despunta y empiezas un
nuevo día.
Invócalos con fe y con amor.
Pide
ser paciente, recuperar la confianza, actuar con comprensión y no enredarte con un ánimo beligerante.
En la vida no tienes espinas ni desdichas si actúas con una amorosa
aceptación de todo y de todos.
Aceptar
es asumir lo que vives sin quejas; no es indiferencia, es
paciencia y flexibilidad.
Es no batallar con la realidad y acoger lo que
no puedes cambiar sin una fatigosa resistencia.
Aceptación
y paciencia es lo que Dios y los ángeles te regalan cuando
oras con fe y actúas con amor.
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