Hay amores que no se explican, que
trascienden el tiempo y el espacio. Somos almas gemelas, como dos
delfines jugando en las olas, como dos estrellas que brillan juntas en el cielo
claro. Desde el primer momento en que nos unimos, nuestras almas se
reconocieron, se amarraron de tal manera que nada ni nadie puede separarlas.
Cuando tú saltas, yo salto
contigo; cuando vuelas, yo trato de seguirte. Porque tu felicidad es la
mía, tus triunfos son mis alegrías y tus tristezas se sienten como
propias. Somos un
reflejo el uno del otro, viviendo cada emoción al unísono. No me importa nada más cuando estoy
a tu lado, porque contigo todo cobra sentido.
Parecemos dos palmeras que crecieron
juntas en un campo abierto, fuertes y firmes,
compartiendo las mismas raíces que nos mantienen en pie. Nuestro amor es de esos
que no se desgastan, que a pesar del tiempo sigue vivo, renovado en cada
mirada, en cada gesto de cariño.
Tú eres mi complemento, esa
pieza que encaja perfectamente en mi vida, hecha a mi medida. He nacido
para ti, y tú para mí, somos el uno del otro en alegrías y en penas, en
risas y en lágrimas. No hay más que buscar porque ya lo hemos encontrado: somos
tal para cual, somos almas gemelas.
Nuestros
destinos están unidos, como dos gotas de agua que fluyen juntas, como dos
granos de arena que forman parte de un mismo universo. Tu felicidad es la mía, y si lloras, yo
también lloro, porque somos uno solo en un solo corazón.
El
amor que compartimos es perfecto, un amor de tiempo, de vida. Es un amor que nos renueva, que nos salva día a día. Tú
caminas por mis huellas, yo sigo tu camino, porque donde estés, estaré yo,
y donde vaya yo, irás tú.
Almas gemelas, eso somos. Amarrados hasta el fin, viviendo
este amor que no necesita explicación, solo vivirse, intensamente, cada día,
cada segundo. Porque al final, no hay nada más que buscar: ya lo
tenemos todo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios