Docenas
de estudios que vinculaban ciertas características de la personalidad humana
con la religiosidad han revelado que las personas religiosas son, en general,
más amables y rectas, pero también menos extrovertidas y abiertas.
Según
el autor de la investigación, estos resultados sugieren que la religión puede
facilitar ciertos recursos a la sociedad, pero que otros escapan a su ámbito,
como aquéllos que aportan los creativos, los rebeldes o los revolucionarios.
Ambas aportaciones han sido, sin embargo, siempre
necesarias para el desarrollo y el mantenimiento de la sociedad
Un análisis reciente realizado por científicos de la
Universidad de Louvain, especializado en la investigación de la personalidad y
de la psicología religiosa, ha revelado que la religiosidad está relacionada
generalmente con la amabilidad y con la rectitud.
Se realizó un análisis que consistió en combinar
estadísticamente los resultados de docenas de estudios anteriores para sustraer
de ellos ciertas tendencias de la personalidad.
En
total, el investigador revisó 63 estudios realizados en todo el mundo, buscando
en ellos el llamado Modelo de los cinco grandes.
Uno de los hallazgos análisis fue que, independientemente
de la religión, de las áreas culturales y de los grupos sociales estudiados,
las personas que más alto puntuaron en amabilidad fueron las mismas que
señalaron ser más religiosas.
La amabilidad es considerada como el acto o el estado de
comportamiento caritativo hacia otras personas.
En
este aspecto, el estudio constató, sin embargo, importantes diferencias
culturales. Así, reveló, por ejemplo, que los individuos más religiosos de
Europa son menos amables que los más religiosos de América. Por otro lado, las
personas europeas más religiosas tienen una mentalidad más cerrada que los
europeos no religiosos.
En lo que se refiere a la rectitud, considerada ésta como
conducta justa y severa, las puntuaciones obtenidas también revelaron que esta
característica de la personalidad está más presente en los individuos
religiosos.
El hecho de que exista una relación entre dos aspectos
fundamentales de la personalidad humana y la religiosidad sugiere que la
religión cumpliría con dos funciones claves.
La primera de ellas es la de propiciar el autocontrol, la
necesidad de orden y la reducción de la incertidumbre, además de ayudar a la
organización de la vida alrededor de un sentido y de unos objetivos. Estos
elementos generan, en última instancia, una estabilidad personal.
Por otro lado, la religión parece propiciar también la
preocupación por el bienestar de otras personas y por la armonía social.
Este aspecto de la religión potenciaría la calidad de las
relaciones interpersonales, intercambios beneficiosos y amor y protección en
las relaciones con los allegados.
El
análisis reveló asimismo que existe una ausencia de relación entre la
religiosidad y otras dos dimensiones de la personalidad establecidas por el
Modelo de los cinco grandes: la extroversión y la apertura.
La
religiosidad cubre ciertos aspectos de la personalidad humana, como la
preocupación por la estabilidad social y personal y por la autotrascendencia
moral.
Entre
los recursos que la religión puede aportar a la sociedad y a los individuos
están los ejemplos morales y las normas de comportamiento..
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