Ojalá disfrutes por un instante la paz
y el gozo que nacen de fluir en el amor en sintonía constante con Dios.
Entonces
no sufrirías atrapado en las redes del odio, el orgullo, el desenfreno, el
engaño y la codicia.
Entonces dirías: ¿Por qué me estaba
perdiendo esta maravilla?, ¡qué paz la que siento!
Ya no
juzgo ni peleo con nadie ni con nada, las cosas que antes me inquietaban ya no
me afectan y fluyo sereno.
Sí, ser feliz, no es complicado como lo
piensa la mente enredada, no, es tan sencillo como amarte, perdonarte y
perdonar.
Basta
darle prioridad a Dios y a tu espíritu, es evitar desgastarse en lo que no vale
la pena, como lo quiere el Ego.
Silenciar el Ego soberbio al que le
gusta esto: Aparentar, competir y controlar, imponerse, poseer y tener la
razón.
Si
desechas todo eso, ¿puedes tener conflictos? El Ego sin Dios y sin amor te
dibuja sueños de papel.
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