Antaño la Primera Comunión era una
celebración religiosa en general sencilla, hoy es para muchos una exhibición
social.
Antes
después del rito se hacía una
reunión familiar con una comida en casa, y para el niño un regalo nada
ostentoso.
Hoy en
Europa una familia puede
gastar entre 4 y 8.000 euros, la lista de invitados es como para una
boda y hay viajes costosos.
Las
familias se endeudan y la tendencia es exhibir su poder adquisitivo, la fiesta es un factor de distinción
como lo es buscar un colegio caro para su hijo.
Hoy los
padres tienen uno o dos hijos y pueden invertir más que cuando en un hogar estaban cinco o hasta
diez.
Además
el ritmo laboral y social lleva a los padres a pasar menos tiempo con ellos y
así la fiesta es una
“conducta de compensación”:
Pretenden
sustituir la falta de tiempo y afecto con lo material. Es como decir: Te doy poco amor y atención,
pero te doy regalos.
Piensan
así: “Que no sea menos que
los demás”, “que no le falte nada”. Un modo de actuar bien dañino para
los pequeños. ¿Celebras un rito sagrado o una exhibición social?
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