En los días aciagos nutre tu alma con
estas palabras de consuelo y fortaleza del amado Dios a través del profeta
Isaías.
“Yo, el
Dios de Israel, no los desampararé. Les abriré ríos en los montes y fuentes en
medio de los valles.
Convertiré el desierto en estanque y la
tierra árida en corrientes de agua. En el despoblado plantaré cedros y acacias,
mirtos y olivos.
En el
yermo pondré abetos y olmos para que vean y entiendan que la mano del Señor ha
hecho esto.
No temas porque Yo te he rescatado, te
he llamado por tu nombre, tú eres mío. Si pasas por las aguas Yo estoy contigo.
Si
andas por el fuego no te quemarás ni te abrasarán las llamas, porque Yo soy tu
Dios, el que te salva.
No te he olvidado, conviértete a mí
porque Yo te he rescatado. En el tiempo de gracia te escucho. En el día de la
salvación vengo a auxiliarte”.
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