Arroja los antifaces y elige ser
íntegro y auténtico, convencido de que el amor se apoya en la verdad, y la
verdad es el espacio de la confianza.
Según
la escritora francesa Marguerite Yourcenar, los amigos de la mentira sufren
este serio castigo: “En
ellos, a la larga, la máscara se convierte en rostro”.
Por eso
necesitas aferrarte a la verdad y convivir en armonía sin usar las máscaras
empleadas por los actores en Grecia.
Esos antifaces que empleaban en sus dramas
o comedias dieron origen, como es bien sabido, al término persona.
Una
máscara es posar de víctima como las madres quejumbrosas, otra es la de
complacer a todos, o ser el payaso, el “vivo” o el fuerte.
Desde niños muchos se ponen esos
antifaces y no son ellos mismos porque viven de lo aparente y del qué dirán.
Alégrate
si descubres tus máscaras y las arrojas lejos, si haces tu propio camino y das
lo mejor con tus talentos.
Muy triste que no seas tú mismo, que
lleves una vida doble, que no vivas tu vida sino la que te dejes imponer o
eliges sin coherencia.
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