Una araña puede producir más de 30
metros de su peculiar seda, lo cual es un verdadero prodigio de la naturaleza.
Según
los estudiosos es más suave que el algodón y proporcionalmente es mucho más
resistente que el acero.
De hecho ya existe una tela de araña
sintética y se emplea con éxito en paracaídas y chalecos antibalas.
Para
muchos orientales la telaraña es un símbolo de la honestidad que Dios nos pide
porque debemos ser transparentes.
Los sabios enseñan algo que se cumple:
en esa red caen algún día los pícaros, los corruptos y los traidores.
A estos
los ha cegado la ambición o la inconsciencia, no saben que actuar bien es
rentable y que el mal se devuelve.
Por eso afirma el Dalai Lama: “Si los
pícaros conocieran las ganancias de ser honesto; de puros pícaros serían
honestos”.
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