Las
puntas de las alas de los aviones crean remolinos de aire. Estos producen
resistencia al avance, lo cual aumenta el consumo de combustible y genera
turbulencia para los aviones que vienen detrás. Por eso, en los aeropuertos hay
que dar suficiente tiempo entre despegue y despegue para que los remolinos
desaparezcan.
Los ingenieros aeronáuticos han descubierto una solución para reducir el
problema: las aletas, o winglets. Se inspiraron en la forma que toman
las plumas primarias de las águilas, las cigüeñas y otras aves mientras
planean.
Aleta
o winglet de un avión
Piense en lo siguiente: Mientras estas grandes aves
planean, las plumas que tienen en la punta de las alas se doblan hacia arriba
hasta quedar casi verticales. Esa posición les permite obtener un impulso proporcionalmente superior
al tamaño de sus alas y mejora el rendimiento. Realizando pruebas en
túneles de viento, los ingenieros descubrieron que si daban a la punta de las
alas la curvatura y la alineación precisas, mejoraban el rendimiento en un 10% o más. ¿Cuál es
la razón? Esa curvatura que dan las aletas reduce la resistencia al disminuir
el tamaño de los remolinos. Además, crea un tipo de impulso que “contrarresta
en parte la resistencia creada por la aeronave”, comenta una enciclopedia de
aviación.
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