Yo de pequeño quería ser astronauta.
Quizá
tú, que lees esto, te sientes identificado con ésta frase, y obviamente un par
de décadas después, te das
cuenta de que es imposible, y de que no la has cumplido. Sin embargo, te sientes feliz
por cómo han transcurrido los años. A Pedro Duque no le pasó lo mismo.
Esto
es sólo un ejemplo, claro está.
Dicen
que los niños se preocupan por cosas sin importancia. Sus dibujos, tener el
mejor disfraz de carnaval, parecerse a su héroe favorito, ir a la luna.
¿Sin
importancia? Nada más lejos de la realidad. Esto es muy importante, y
fundamental en el crecimiento personal desde pequeños. ¡Cómo no va a ser
importante tu disfraz en el día de Carnaval cuando tienes 7 años! No hay nada
que tenga más importancia que eso.
A medida que crecemos, nos marcamos
objetivos en la vida, objetivos que de algún modo han de ser realizables. Lo fundamental es el tiempo. Lo
que siempre nos falta, lo que nunca nos sobra. ¡Ojalá pudiéramos comprar el
tiempo!
Con
26 años, por ejemplo, no puedo proponerme ser futbolista de primera división,
pero sí mejorar con mi equipo de fútbol de amigos.
Es tarde para ser astronauta, pero no
es tarde para viajar a ultramar, perderse por los lugares más recónditos y
conocer a las personas y criaturas más curiosas del planeta.
Uno
siempre ha de preguntarse cuando está realizando una tarea, sea cual sea, ¿Soy feliz con lo que hago?
¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué quiero hacer ésta tarde?
Ésta
noche no puedo irme a Australia estando en Madrid, carezco del tiempo y los
recursos necesarios. ¿Pero
dentro de 6 meses? ¿Por qué no? Manos a la obra, sólo depende de mí. No
serás el mismo después de haber conocido Australia, porque serás el que eras,
pero habiendo conocido Australia.
Y durante el viaje igual descubro que
en realidad quiero recorrerla en moto.
Tengo
una meta. Voy a alcanzarla. Igual tropiezo con una piedra en el camino que me
hará caer, y tardo más tiempo de lo esperado, pero me levantaré y llegaré a la
meta. Igual que todas las veces que me caí tratando de andar en bici
correctamente.
¿Y si para llegar a la meta hay un río
cuyo puente está roto? ¿No es una oportunidad para aprender a nadar?
Para
alcanzar una meta largoplacista hay primero que superar muchas metas cortoplacistas.
Cada
día pueden surgir nuevas inquietudes, nuevas aficiones, y nuevas metas. Por eso
es importante ir paso a paso, día a día.
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