Un
extranjero no puede entender por qué le dices “ya llego” y él tiene que esperar
media hora y quedar como un tonto engañado.
Un turista o visitante se sorprende de que acá “dame dos
minuticos” signifique “espérame con paciencia veinte, treinta o cuarenta
minutos”.
Un extranjero se pregunta por qué pasa frente a un
terreno vacío y allí lee un extraño letrero que dice “este lote no está en venta”.
Él
no alcanza a comprender que en esta patria sui generis hay que ponerlo porque
hay corruptos que lo venden a los incautos sin ser los dueños.
Un extranjero se queda sin habla cuando ve carros
parqueados sobre un andén o en un lugar donde se lee “prohibido parquear”.
En
cierta ocasión un europeo me preguntó desconcertado: ¿Para ustedes los
colombianos que significa la palabra prohibido?
Un extranjero se pregunta por qué los vehículos circulan
por la izquierda y las motos se cruzan por donde les da la gana en el reino de
la indisciplina.
¿Por
qué hacemos todo más difícil no respetando las reglas y al otro? ¿Por qué somos
tan bobos actuando como “vivos”?
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