Estás
bien y en el lugar adecuado si estás haciendo con amor, honestidad y alegría lo
que debes y sabes hacer.
Asume que estás donde debe ser y en tu jardín acepta las
lindas flores y también las espinas y la maleza.
El
ascenso a veces es fatigoso para todos y, por eso, Jesús habló de entrar
por la puerta estrecha y acabó en una cruz.
Busca realizar siempre la voluntad de Dios y todo lo que
hagas hazlo en sintonía con el Padre que habita en ti.
En
los días luminosos da gracias sin cesar, y en los días turbulentos o grises
echa más leña en la hoguera de la fe y del amor.
No huyas cuando todo se pone difícil, solo aquiétate,
confía y actúa con la serena sabiduría de la paciencia.
La confianza es tu fuente de energía y la paciencia tu
mejor aliada hasta que el sol brille de nuevo.
Recuerda
que tu tiempo no es el de Dios. Actúa, espera, persevera, y los frutos llegarán
a su debido tiempo.
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