UNA PERSONA DESORGANIZADA ES ALGUIEN QUE:
A) – Necesita algo que no tiene
B) – Tiene algo que no necesita
Me
centraré en este artículo en el componente material de ser organizado. Es
decir, en aquellos objetos (o servicios) que puedes adquirir siempre de acuerdo
a tus recursos disponibles.
La primera parte de la definición nos dice que eres desorganizado si necesitas
algo que no tienes. Necesitar un Ferrari no es un ejemplo de
desorganización. De hecho a no ser que seas Fernando Alonso no necesitas poner
un Ferrari en tu vida cotidiana.
Sin embargo si eres aficionado a correr y quieres
comprarte unos zapatos deportivos que cuestan cierto dinero, y en lugar de
hacerlo te pegas una noche de fiesta con restaurante caro incluido, entonces sí que eres
desorganizado. Los deportivos los necesitas. La noche de fiesta no.
La segunda parte de la definición nos dice que eres
desorganizado si tienes algo que no necesitas. Aquí hay que hacer una distinción entre aquellos objetos
que han cumplido su cometido y ya no necesitamos (un libro para aprender
inglés por ejemplo) y todos esos objetos que nunca hemos llegado a utilizar
desde que los compramos.
Son
estos objetos los que nos dicen si somos desorganizados. Abrir el
armario y contemplar la cantidad de prendas que apenas nos hemos puesto es un
ejemplo de desorganización.
Ejercicio mental para comprar con cabeza
Ahora
me gustaría que hicieras un pequeño ejercicio mental. Puedes coger lápiz y
papel si así lo necesitas. Vamos a empezar:
Haz
un recuento mental de aquellas cosas que te rodean en tu casa y que no
necesitas. Si recuerdas el precio que tenían cuando las compraste puedes
ir anotándolo en una hoja.
A
continuación piensa en todas las cosas que necesitas en este momento pero que
no tienes. Puedes repetir el ejercicio de ir anotando sus precios.
Por
último compara ambos precios totales.
Te sorprenderás al descubrir que con el valor de todos
los objetos que tienes y no necesitas podrías haber adquirido todos los objetos
que necesitas y no tienes.
Probablemente
el valor actual de dichos objetos sea muy inferior al valor que tenían cuando
los compraste. Además, lo hecho, hecho está.
Lo que pretendo es que de ahora en adelante seas más consciente de cada
adquisición que realices y valores el grado de necesidad de cada objeto.
Esos pocos segundos que pierdas en pensártelo dos veces antes de comprar algo
te ahorrarán tiempo y dinero en el futuro.
Comprarte una camisa de 15 euros que sólo te has puesto
una vez es mucho más cara que una camisa de 50 euros que sabes que te vas a
poner con bastante frecuencia.
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