Esa
interrupción, ese retraso o esa decepción que se te ha presentado, no es el fin
del mundo. Así que hágase un favor y deje de tratarse mal.
No hacer las cosas es mucho peor no intentar hacerlas. Aprende de los errores y trata
de abandonar ese sentimiento de frustración lo más rápido posible, y sigue
adelante de una manera positiva.
Si tomas todo demasiado en serio te agobias. Relájate y deja que el poder de
la alegría llene tu vida.
Seguramente surgirán problemas y perturbaciones. Pero en
lugar de sentir lástima por ti mismo, recuerda lo afortunado que eres de ser capaz de enfrentar
con éxito tus problemas.
Un
impase no es el fin del mundo. Puede ser el comienzo de nuevas habilidades,
capacidades, sabiduría y experiencia.
Deja ir el estrés y la tensión y mira nuevas
posibilidades positivas.
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