Esta
se está convirtiendo en una pregunta cada vez más importante.
Muchos
empleados son despedidos por publicaciones indebidas en las redes sociales
Muchos
empleadores observan de cerca el perfil en Internet de un candidato para un
puesto antes de tomar una decisión de contratarlo.
Una encuesta CareerBuilder, que ayuda a las compañías a
identificar y atraer empleados, halló que 39% de los empleadores accede a las páginas sociales de
los postulantes, mientras que 43% indicó que habían encontrado algo que los llevó a descartar a un
candidato, como publicar información o fotos indebidas, o criticar a un
ex jefe.
Por otra parte, 19% señaló que encontró información que
los convenció sobre los méritos del candidato, como destrezas de comunicación o
una imagen profesional.
Algunas personas dicen que las empresas deberían estar
haciendo incluso más de lo que hacen ahora para monitorear las redes sociales: deberían seguir los tuits y las
actualizaciones de los empleados todo el día. Los promotores de la
privacidad y de los trabajadores indican que eso no es necesario. La mayoría de
lo que las personas publican no tiene nada que ver con el trabajo, afirman, y no debería ser seguido de
cerca a menos que haya un motivo claro de sospechar de la existencia de
actividades ilícitas.
La directora ejecutiva del ePolicy Institute, presenta el
argumento a favor de un
monitoreo potente por parte de los empleadores. Estar pendiente de los
trabajadores ayuda a los empleadores a protegerse
En cambio, el presidente del National Work-rights
Institute, sostiene que
eso es contraproducente e innecesario.
La
gerencia de una empresa tiene el derecho y la responsabilidad de monitorear la
manera en que los empleados usan las redes sociales en todo momento. Si
los empleadores no prestan atención, podrían terminar afrontando una cantidad
de problemas graves.
Es
demasiado fácil para los trabajadores insatisfechos ingresar a los medios
sociales y criticar a clientes, hostigar a subalternos o simplemente portarse
mal. En ocasiones, pueden causar tensiones y quejas en el trabajo o
dañar la reputación de la empresa, y a veces pueden incluso generar demandas o
medidas regulatorias. Al
igual que los e-mails, los registros de las redes sociales pueden ser
solicitados por tribunales y utilizados como evidencia.
Algunos
críticos dicen que esto es una exageración, que la mayoría de lo que la gente
publica en las redes sociales es privado e inofensivo, y que no influye en su trabajo.
En realidad, una cantidad significativa de empleados reconoce que publica
información que no debería. Tome en cuenta los resultados de una encuesta de la
American Management Association y el ePolicy Institute. En el sondeo, 14% de los empleados confesó
haber enviado por e-mail información confidencial de la empresa a terceros;
6% mandó datos de tarjeta de crédito de clientes y otro 6% transmitió
información electrónica médica.
Algunos de los ejemplos con los que me he topado muestran la severidad que pueden
tener este tipo de errores. Los empleados de hospitales han sido
criticados o despedidos por hablar sobre sus pacientes en Facebook. Un
funcionario municipal colocó accidentalmente información privada de algunos
empleados municipales en un sitio web público y después publicó un enlace al sitio en Twitter, lo cual
expone a los trabajadores a un posible robo de identidad y deja a la ciudad
vulnerable a medidas regulatorias, publicidad negativa y querellas. En
muchos otros casos, los empleados se han quejado en Internet de las compañías
en que trabajan o han publicado videos que las presentan de manera negativa.
Un
monitoreo estricto permite a las empresas identificar potenciales problemas con
antelación, sacar la información de Internet lo antes posible y
disciplinar a los empleados involucrados. Las empresas también deberían
solicitar acceso a las cuentas de Facebook y otras redes sociales privadas de
sus empleados.
Algunos
críticos expresan que no es justo que las empresas usen los medios sociales
como un factor para tomar decisiones de empleo. Afirman que podrían
excluir a candidatos idóneos que han hecho algunas cosas que la compañía no
comparte, pero que no están relacionadas al trabajo.
Sin
duda, es importante que las empresas no utilicen las redes sociales para
discriminar en cuanto a edad, etnia o religión. Pero cuando revisan las
redes sociales de posibles contrataciones, normalmente están buscando evidencia legítima para retirar o
reconsiderar una oferta de trabajo, como referencias a drogas u otras
actividades ilegales, comentarios discriminatorios o acosadores, o señales de que el postulante ha
mentido sobre su historial laboral y sus destrezas.
No están metiendo sus narices solo para ver si hay fotos
vergonzosas que ofenden los sentimientos del departamento de recursos humanos. Decir que los profesionales de
recursos humanos monitorean los medios sociales para eliminar actividades
privadas que personalmente desaprueban equivaldría a restarles importancia a
los verdaderos peligros legales y regulatorios.
Los que consideran que No se deben monitorear las redes
sociales Dicen:
A menudo se convierte en una investigación de asuntos que
no están relacionados al trabajo
Los
empleadores no necesitan realizar revisiones a fondo de las actividades de sus
trabajadores en los medios sociales para proteger sus intereses legítimos.
Los
empleadores tienen un derecho legal de monitorear la conducta de los empleados
en las computadoras del trabajo. Pero el único momento en que las
empresas tienen el deber legal de monitorear las comunicaciones de empleados es
cuando tienen motivos para creer que el trabajador está cometiendo actos
ilegales.
En efecto, la gran mayoría de lo que los empleados hacen
en Internet no tiene nada que ver con el trabajo, ocurre en su vida privada y
en sus computadoras personales. Los empleadores deberían meterse en la vida privada de sus empleados
solo cuando hay motivos fundados para sospechar de su conducta.
Es demasiado fácil convertir las búsquedas en medios
sociales en expediciones que buscan cualquier cosa. Los empleadores son humanos y no pueden evitar
sentirse ofendidos por la conducta privada de sus empleados que va en contra de
sus valores. La experiencia muestra que los empleadores despiden a
personas por motivos que no tienen nada que ver con el trabajo. La gente ha
perdido su empleo por sus opiniones políticas, creencias religiosas o fotos
reveladoras.
Cerca
de 77% de los empleadores que participaron en una encuesta reciente indicó que
realiza búsquedas en Internet de candidatos laborales y más de un tercio
(35%) ha rechazado a solicitantes a causa de información que hallaron.
Negarse
a contratar personas por su conducta privada no vinculada al trabajo no solo es
injusto, sino que perjudica al empleador. En una economía competitiva,
las compañías necesitan contratar a los candidatos más cualificados. Cuando los
profesionales de recursos humanos rechazan a los mejores candidatos porque
critican su vida privada, la empresa también pierde.
A
menudo no hay tiempo de hablar con todos los empleadores previos o verificar
los antecedentes académicos del candidato. Quitarle tiempo a estas
medidas cruciales para entrar a esas expediciones en Internet deteriora la
calidad del proceso de contratación.
Las búsquedas en Internet también ponen en riesgo a los
empleadores. Una empresa
que descubre que un postulante es homosexual, musulmán o discapacitado, o mayor
de 40 años, y después contrata a otra persona podría enfrentar cargos de
discriminación. Es mucho más seguro no obtener esa información.
Hay instancias en las que la actividad en Internet del
solicitante tiene una relevancia legítima para el empleador.
Un departamento de policía debería pensar dos veces antes
de contratar a alguien que pertenece a grupos racistas. Alguien que visita sitios de pornografía infantil
no debería ser contratado para trabajar con niños. Un postulante con
problemas de alcoholismo tal vez no sea el candidato incorrecto para conducir
un camión. En estos casos,
los empleadores deberían contratar a una empresa especializada para hacer la
investigación.
Uno no puede culpar a los empleadores por querer saber
más sobre los postulantes antes de contratarlos. Existen circunstancias en que Internet podría contener
información relevante. Pero enviar a los profesionales de recursos humanos a rastrear de
manera indiscriminada en los medios sociales es injusto y causa más problemas
de los que soluciona.
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