El
doctor Richard Stennes, de 64 años, se encontraba solo en su casa comiendo un
bistec cuando sonó el teléfono. Se tragó el bocado a medio masticar y contestó,
pero el trozo de carne se le atascó. Como no podía respirar ni hablar,
se metió un dedo en la garganta para sacar el objeto, pero no lo logró. Intentó
vomitar, pero tampoco pudo. Entonces se acercó a un sillón y se comprimió
fuertemente el diafragma contra el brazo del mueble hasta que expulsó el pedazo
y volvió a respirar.
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SÁLVATE LA VIDA EN CASOS DE ATRAGANTAMIENTO
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