La causa de este estado interno es que ya no sentimos la fuerza de nuestro Poder Personal. Si reconoces los síntomas, es que lo estás perdiendo. Miles de personas pasan por este proceso de debilitación y tristeza en algún momento, o durante toda su vida. Cuando somos pequeños o jóvenes, nos sentimos poderosos, fuertes, capaces; imaginamos cómo seremos de mayores, y llega la vida adulta o la madurez y sentimos cada vez menos fuerza o menos ilusión.
1. Olvidar lo esencial
Nuestro Ser está formado por distintas dimensiones: el cuerpo físico, el cuerpo mental, el cuerpo emocional, el cuerpo espiritual, el cuerpo ancestral. Sin embargo, a menudo no comprendemos nuestra complejidad y no atendemos a su equilibrio. Vivimos priorizando solo algunas de nuestras partes, nos identificamos con nuestro ego y olvidamos nuestra alma. Nos enseñan a cuidar el cuerpo, la imagen y la salud, pero no a cuidar nuestra mente y nuestra emocionalidad. Al final, nos identificamos únicamente con los pensamientos y emociones del ego, olvidando nuestra verdadera esencia.
En cada renuncia a decir lo que pensamos, sentimos o deseamos sinceramente, desconectamos de nuestra propia naturaleza. En cada silencio, cada falsedad, perdemos Poder poco a poco. Vivimos tan deprisa y tan distraídos que nuestra alma no tiene espacio en nuestra vida. Este olvido puede ser abrumador, dejándonos sentir muy infelices y desconectados de nuestro Ser Interno.
2. Acumular heridas emocionales y psíquicas
Vivimos en una cultura que promueve la creencia de que se puede evitar el dolor. Intentamos alejar las emociones "negativas", ocultarlas, ignorarlas. Esta creencia nos lleva a ocultar las heridas de nuestro corazón y espíritu en lugar de atenderlas. Relegamos nuestros sentimientos y sueños al olvido, construyendo máscaras de felicidad y seguridad. Sin embargo, estas máscaras impiden la verdadera felicidad, ya que mantienen el dolor sin sanar.
Acumulamos recuerdos de tristeza y dolor sin resolverlos, lo que contribuye a nuestra debilidad y pérdida de Poder Personal. Es fundamental sanar estas heridas y patrones de pensamiento asociados para construir una narrativa más fortalecedora de nuestra historia.
3. La fragmentación interna
Cada día tomamos decisiones importantes y vivimos momentos conmovedores sin darle tiempo a nuestro corazón y alma para comprender y recuperarse. El ritmo de vida acelerado nos impide sanar y mantener nuestro Poder Personal. Con los años, dejamos partes de nosotros mismos en antiguas relaciones, proyectos y sueños, sintiéndonos cada vez más vacíos y sin fuerza.
Es crucial detenernos y mirar hacia atrás para recuperar esos tesoros abandonados. Sin ellos, proseguir es vivir fragmentado y sin fuerza. Vivir con el alma rota nos debilita profundamente.
4. Entregar el poder a los demás
Estamos desenfocados y dejamos que los demás dirijan nuestra vida. Atendemos a la demanda externa y olvidamos escucharnos a nosotros mismos. Renunciamos a nuestra voz interior y dejamos que el juicio de los demás y nuestro ego dirijan nuestras decisiones. Este modo de vivir, sin escuchar nuestros deseos y sueños, nos debilita.
Renunciar a nosotros mismos y vivir hacia fuera permanentemente nos deja sin Poder Personal. Convertimos a los demás en nuestros jueces, dando el poder de conducir nuestra vida a través de la necesidad de aprobación. Este miedo a la desaprobación externa nos lleva a decisiones que nos debilitan.
Tu Poder Personal es tu fuerza vital, la seguridad en ti mismo, la energía que te permite ser quien eres y crear tu propia vida. Habita dentro de ti, esperando ser reclamado. ¡Ve a por él!
Reconocer y atender estas cuatro causas de la pérdida de nuestro Poder Personal es crucial para recuperar nuestra fuerza vital y vivir una vida auténtica y plena.
El Camino hacia la Sanación y el Empoderamiento
Recuperar el poder personal es un viaje de sanación y autodescubrimiento. Implica reconectar con nuestra esencia, sanar las heridas del pasado, integrar las experiencias vividas y tomar las riendas de nuestra propia vida.
1. Reconectar con la Esencia:
- Escuchar la Voz Interior: Prestar atención a nuestros pensamientos, emociones
e intuiciones sin juzgarlos.
- Honrar los Valores Propios: Actuar de acuerdo a nuestros principios y creencias,
sin importar la opinión de los demás.
- Expresar la Autenticidad: Ser honestos con nosotros mismos y con los demás,
sin miedo a ser diferentes.
2. Sanar las Heridas Emocionales:
- Procesar el Dolor: Permitirse sentir las emociones reprimidas y
expresarlas de manera sana.
- Perdonar y Soltar: Dejar ir el resentimiento y el apego al pasado.
- Buscar Ayuda Profesional: Si es necesario, acudir a un terapeuta o psicólogo
para guiar el proceso de sanación.
3. Integrar las Experiencias:
- Reflexionar sobre el Pasado: Analizar las experiencias vividas desde una
perspectiva adulta y madura.
- Aprender de los Errores: Identificar los patrones repetitivos y tomar
decisiones diferentes en el futuro.
- Agradecer las Lecciones Aprendidas: Valorar el crecimiento personal que ha resultado de
las experiencias vividas.
4. Recuperar el Poder Personal:
- Establecer Límites: Aprender a decir "no" a las peticiones que
agotan o van en contra de nuestros valores.
- Tomar Decisiones Autónomas: Asumir la responsabilidad de nuestra vida y elegir
nuestro propio camino.
- Confiar en la Intuición: Guiarnos por nuestro "sexto sentido"
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