Cuando la tormenta pase y se amansen los caminos, seremos
sobrevivientes de un naufragio colectivo. Con el corazón lloroso y el destino
bendecido, nos sentiremos dichosos tan solo por estar vivos.
Imaginemos ese momento en el que podamos abrazar al
primer desconocido que encontremos, alabando la suerte de conservar a un amigo. Será un tiempo en el que
recordaremos todo aquello que perdimos y, finalmente, aprenderemos todo lo que
no aprendimos. La envidia
desaparecerá, pues todos habremos sufrido. La desidia se desvanecerá, y
en su lugar, seremos más compasivos.
Nos daremos cuenta de que lo que realmente importa es lo
que compartimos con los demás, no lo que nunca hemos conseguido por nosotros
mismos. Seremos más generosos y mucho
más comprometidos. Entenderemos
lo frágil que significa estar vivos, y sudaremos empatía por quienes
están y por quienes se han ido.
Extrañaremos al viejo que pedía un peso en el mercado,
cuyo nombre nunca supimos porque siempre estábamos apurados. Tal vez ese viejo pobre era nuestro Dios
disfrazado, y nosotros, en nuestra prisa, nunca lo preguntamos.
Todo se convertirá en un milagro y en un legado, y
aprenderemos a respetar la vida, la vida que hemos ganado. Cuando la tormenta pase, pedimos a
Dios, apenados, que nos devuelva mejores, tal como Él siempre nos había soñado.
Poema
Este poema de Mario Benedetti, "Cuando la tormenta
pase", nos invita a reflexionar sobre el valor de la vida y la importancia
de las conexiones humanas. Nos recuerda que, en tiempos difíciles, es esencial
ser compasivos y valorar lo que tenemos. Nos
exhorta a salir de nuestras prisas diarias y a ser más atentos y empáticos con
los demás. En definitiva, nos anima a ser la mejor versión
de nosotros mismos, aprendiendo de las experiencias y apreciando la vida con un
nuevo sentido de gratitud y amor.
Cuando la
tormenta pase
Y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.
Con el
corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.
Y le
daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.
Y entonces
recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.
Ya no
tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.
Ya no tendremos desidia
Seremos más compasivos.
Valdrá más
lo que es de todos
Que lo jamas conseguido
Seremos más generosos
Y mucho más comprometidos
Entenderemos
lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.
Extrañaremos
al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.
Y quizás el
viejo pobre
era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.
Y todo será
un milagro
Y todo será un legado
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.
Cuando la
tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado.
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