"No gastes tus energías en lamentarte, sino en construir". Es fácil caer en la trampa de la queja constante, enfocando nuestra atención en lo que falta o en lo que salió mal. Sin embargo, invertir tiempo y energía en lamentaciones nos aleja del progreso y la construcción de un futuro mejor.
Cada momento que pasamos lamentándonos es un instante perdido para crear, para construir sobre lo que tenemos y buscar soluciones a los desafíos que enfrentamos. En lugar de malgastar nuestras fuerzas en remordimientos, podemos dirigirlas hacia la acción constructiva.
La construcción no solo se refiere a edificar cosas físicas, sino también a desarrollar habilidades, relaciones y crecimiento personal. Es aprender de los fracasos, fortalecer nuestras virtudes y trabajar hacia nuestras metas con determinación.
Enfocar nuestras energías en construir implica adoptar una mentalidad proactiva. Significa ser creativos para encontrar soluciones, ser perseverantes para superar obstáculos y ser resilientes para levantarnos después de cada caída.
El tiempo es un recurso precioso y limitado. Utilizarlo en lamentos nos priva de la oportunidad de avanzar. En cambio, al invertirlo en construir, creamos un camino hacia el progreso y la realización personal.
La construcción requiere esfuerzo y dedicación, pero sus frutos son duraderos y gratificantes. Cada paso que damos para construir algo nuevo, ya sea una idea, un proyecto o una relación, nos acerca un poco más a la versión mejorada de nosotros mismos y a un futuro más prometedor.
Por tanto, en lugar de sumergirnos en lamentos improductivos, recordemos que nuestras energías son valiosas. Canalizarlas hacia la construcción nos permite convertir desafíos en oportunidades y transformar nuestras vidas de una manera significativa y positiva.
Aquí hay algunos consejos para dejar de lamentarse y empezar a construir:
- Acepta lo que ha sucedido. No puedes cambiar el pasado, así que lo mejor que puedes hacer es aceptarlo y seguir adelante.
- Aprende de tus errores. Los errores son oportunidades de aprendizaje. Si aprendes de ellos, no los volverás a cometer.
- Céntrate en el presente. El pasado ya pasó y el futuro aún no ha llegado. Lo único que puedes controlar es el presente.
- Fija objetivos. Tener objetivos te dará un propósito y te ayudará a mantenerte motivado.
- Toma acción. No esperes a que las cosas sucedan. Si quieres algo, tienes que trabajar para conseguirlo.
Dejar de lamentarse y empezar a construir no es fácil. Requiere esfuerzo y dedicación. Pero es una inversión que vale la pena.
REFLEXION:
La
empresa 3M nació prácticamente quebrada: El fracaso con una mina sin
futuro era total, pero la necesidad y la creatividad llevaron a los socios a
otro campo.
Llegó la ocasión de hacer papel de lija, la aprovecharon
y, poco a poco, salieron adelante, no con quejas, sino con fe y dedicación.
Por tanto, todas las mañanas, después de espantar el
sueño y dar gracias por el nuevo día, repite varias veces: ¡Quiero perseverar!
Elige
insistir y borra de tu mente las palabras derrota y fracaso. Piensa que
puedes y podrás, si no te rindes.
Cuando la salida no esté donde tú la buscas, intenta por
otro lado o con otros medios, pero no abandones.
No
gastes tus energías en lamentarte, sino en construir, y concéntrate en la
solución, no en el problema.
”Cada problema lleva en sí mismo la semilla de su propia
solución” dijo el pensador Stanley Arnold.
Ámate más
y más, cuenta tus dones, da buen fruto con tus talentos, confía y persevera
porque esos son los secretos de los triunfadores.
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