Cuatro
pasos te ayudan a hacer bien un duelo y tres te hacen daño en un proceso
congelado:
Es
sano llorar y es falso que hacerlo le haga daño al difunto, hay que liberar la tristeza y el
dolor.
En un duelo se esfuman a veces las ganas de vivir y hay
que hacer cosas sin ganas hasta recuperarse.
Apóyate
en lo espiritual y no pelees con Dios que no se lleva a nadie.
Uno se va cuando es según un Plan trazado antes de
encarnar.
Acepta
la muerte y no te desgastes tratando de entenderla. Con aceptación hay
dolor pero no sufrimiento.
Ojo con los apegos que solo traen dolor, tu ser amado
vive en otro plano, tu reto es amarlo sin su cuerpo físico.
Ojo
también con aferrarte a sus pertenencias o a su tumba; eso frena el
avance y te roba la paz del alma.
Suelta
el peso de las culpas, perdónate tus errores y perdona si lo mataron o
se suicidó.
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