Gracias, Dios, por mi trabajo; no es un castigo, es una bendición y un
medio para amar y mejorar el mundo.
Enséñame a tomar mi trabajo como una misión de servicio generoso y a nunca quejarme de él.
Dame serenidad y paciencia cuando la atmósfera
parezca irrespirable y tienda a flaquear.
Mi trabajo es un aporte a la humanidad y el medio que me brindas para
estar satisfecho y dar satisfacción.
Te doy gracias porque así puedo ejercitar mis dones, crear bienestar
y dar un aporte positivo.
Ayúdame a ser creativo y vencer la rutina; que mi labor sea excelente y que
viva aprendiendo y mejorando.
Quiero amar lo que hago ya que con amor lo pesado se hace ligero y lo
difícil es más fácil.
Mi misión es ser útil, unir, colaborar y dejar una buena huella.
Gracias, Padre, por mi trabajo. Te amo con todo el corazón.
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