Esencialmente
la Guerra Espiritual tiene como fundamento, la oración.
“Mateo 5:7, ayúdate que yo te ayudaré”.
Como cristianos libramos la batalla contra el mundo de
las tinieblas en oración.
Cuando veo a un cristiano que ora, veo a un guerrero que
se mueve en el poder de Jesucristo, a un vencedor.
Orar es un paso fundamental para desatar a quienes se
encuentran cautivos por la maldad.
Usted
y yo como Guerreros Espirituales, debemos asumir nuestra posición de
intercesores.
Usted y yo estamos llamados a hacer lo mismo. Clamar por
las almas que se pierden.
Como cristianos, libramos batallas constantemente contra
el mundo de maldad.
Una vez evaluamos nuestra vida y descubrimos que hay
hábitos, inclinaciones, pensamientos e incluso, comportamientos que levantan un
muro en nuestra relación con el Señor, es necesario proceder a derribarlos.
Implica dos elementos esenciales: compromiso y acción. Sólo así damos pasos
firmes hacia la victoria espiritual.
Si
queremos dar paso de triunfadores, es menester renunciar a todo lo que nos
contamina. Es necesario permanecer en el Señor Jesús, mantenernos alejados del
pecado y permanecer en Cristo, quien nos trae libertad. Es clave. Él rompe las
cadenas.
Lea
la Biblia. Es un libro maravilloso en el que aprenderá principios que le
llevarán al crecimiento personal y espiritual.
Ore cada día. Orar es hablar con Dios. Nos permite tener
intimidad con Él.
Comience a congregarse en la iglesia.
Los cristianos estamos inmersos en una guerra espiritual
que se libra en medio nuestro.
Estamos llamados a librar no una sino las muchas batallas
que salen al paso, dependiendo de Dios, en oración e intimidad con Él, quien
nos asegura la victoria
Es necesario estar preparados para la batalla (Efesios
6.14-18)
Cristo nos hace vencedores en la lucha que libramos
contra el mundo de las
Tinieblas
Hay
por lo menos dos condiciones para ejercer autoridad espiritual: Fe y Unidad,
tanto de convicciones de fe como propósitos.
Dios le ofrece a usted, como cristiano, una autoridad
espiritual que debe poner en acción. Desde la creación, Dios le otorgó al
hombre toda la autoridad sobre la tierra, y lo puso como corona de la creación…
No podemos asumir una actitud pasiva.
Entre tanto la iglesia de Jesucristo asume una actitud
pasiva, el mundo de las tinieblas gana terreno.
Es tiempo de desarrollar nuestro trabajo: librar la
batalla contra las fuerzas de lo oculto, para guiar hombres y mujeres a la
libertad que hay en Jesús el Señor.
La
Guerra Espiritual se libra en el segundo cielo, donde opera el mundo de las
tinieblas. El primer cielo es la dimensión en la que nos movemos. El tercer
cielo es la dimensión de Dios
Como
cristianos tenemos autoridad y poder en Jesucristo para ministrar liberación a
quienes se encuentran bajo cautividad o ataduras del mundo de las tinieblas.
La Oración
es el fundamento para una vida cristiana victoriosa
La búsqueda de Dios en oración debe ser una vivencia
diaria (Salmo 5:3, 55:17)
El cristiano es por naturaleza un intercesor (Mateo 6:5,
6; Salmo 42:1, 2)
Para que la oración sea eficaz, en el intercesor debe
haber una profunda convicción, que no da margen a la duda (Marcos 11:22-24)
En la voluntad de Dios, Él nos concede lo que pedimos (1
Juan 5:14, 15)
Es necesaria la permanencia en intimidad con Dios (Salmo
5:3; Marcos 1.35)
¿Cómo
debemos orar?
a.
En el lugar secreto (Mateo 6:5, 6; Cf. Isaías 26:20)
b.
Con fe (Santiago 1:6)
c.
Con fervor (Santiago 5:16)
d.
Con perseverancia (Lucas 18:1)
e.
En la voluntad de Dios (1 Juan 5:14, 15; Salmo 84:11)
f.
Siempre, sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17)
g.
Plenamente convencidos de que Dios nos oye (Proverbios 3:5, 6)
2. Los cristianos estamos llamados a asumir nuestro papel
protagónico como intercesores (Colosenses 1:3, 9; 1 Timoteo 2:1-4)
Algo que debe caracterizar al cristiano, es su
dependencia estrecha de Dios en oración. Sólo de esta manera podemos confrontar
eficazmente el mundo de las tinieblas. La victoria está asegurada por la obra
de nuestro amado Señor Jesucristo; y para dar pasos de vencedores siempre, en
la Guerra Espiritual, es esencial que seamos hombres y mujeres de oración,
porque no confrontamos el mundo espiritual con armas convencionales sino de
orden espiritual. ¡recuérdelo siempre: Usted y yo somos vencedores en Cristo en
la lucha contra el mundo de las tinieblas…!
¡Es
tiempo de dar la batalla!
Vamos
a recuperar el mundo para el Reino de Dios.
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