Ayudar no es cargar
la cruz de otro ni hacer por él lo que él mismo puede y debe hacer.
Ayudar es acompañar
en el aprendizaje y dejar que cada persona
asuma las consecuencias de sus actos.
Casi siempre al ayudar crees que obras bien pero te equivocas porque evitas que alguien aprenda con esfuerzo.
Cada ser necesita
experimentar dolor ya que solo así toma conciencia y elige mejorar.
Es lo que ignoran los padres o parientes protectores que solo logran algo: Retrasar el cambio del que dicen amar.
Cuesta ver cómo un ser amado se estrella pero ese es su
proceso y él elige un
aprendizaje con dolor.
La mayoría de las “ayudas” son dañinas y en ellas un
ignorante cree hacer el bien siendo cómplice del que yerra.
Tony Meléndez hace casi todo con los pies porque no le “ayudaron” y aprendió a defenderse solo sin depender.
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