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> Levítico > Consecuencias de la desobediencia (3:26:14 - 3:26:46)
“Pero
si no me escucháis y no ponéis por obra todos estos mandamientos, y si
rechazáis mis estatutos y vuestra alma menosprecia mis decretos, no poniendo
por obra todos mis mandamientos e invalidando mi pacto, entonces yo también
haré con vosotros esto: Decretaré contra vosotros terror, tisis y fiebre que
consuman los ojos y dejen exhausta el alma. Sembraréis en vano vuestra semilla,
porque vuestros enemigos se la comerán.
“Yo
pondré mi rostro contra vosotros, y seréis derrotados ante vuestros enemigos.
Los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que nadie os persiga.
Si aun con estas cosas no me obedecéis, volveré a
castigaros siete veces más por vuestros pecados.
“Quebrantaré
la soberbia de vuestro poderío y haré que vuestro cielo sea como hierro y que
vuestra tierra sea como bronce.
Vuestra
fuerza se agotará en vano; pues vuestra tierra no dará su producto, ni el árbol
de la tierra dará su fruto.
Y si
continuáis siéndome hostiles y no me queréis obedecer, yo aumentaré la plaga
sobre vosotros siete veces más, según vuestros pecados.
“Enviaré
contra vosotros animales del campo que os privarán de vuestros hijos,
destruirán vuestro ganado, y os reducirán en número, de tal manera que vuestros
caminos queden desiertos.
Si con estas cosas no os corregís ante mí, sino que
continuáis siéndome hostiles, yo mismo procederé también contra vosotros con hostilidad y os azotaré
siete veces más por vuestros pecados.
“Traeré sobre vosotros la espada vengadora, en
vindicación del pacto. Y si os refugiáis en vuestras ciudades, yo enviaré la peste entre
vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo.
Cuando yo os corte el sustento de pan, diez mujeres cocerán vuestro pan
en un solo horno, y os darán el pan tan racionado que comeréis pero no os
saciaréis.
Si a pesar de esto no me obedecéis, sino que continuáis
siéndome hostiles, procederé
contra vosotros con ira hostil y os castigaré siete veces más por vuestros
pecados.
“Comeréis
la carne de vuestros hijos; también la carne de vuestras hijas comeréis.
Destruiré
vuestros lugares altos, derribaré vuestros altares donde ofrecéis incienso,
amontonaré vuestros cuerpos inertes sobre los cuerpos inertes de vuestros
ídolos, y mi alma os abominará.
Convertiré
vuestras ciudades en ruinas, dejaré asolados vuestros santuarios y no
aceptaré el grato olor de vuestro incienso.
También
asolaré la tierra, de manera que se asombrarán de ella vuestros enemigos
que la habiten.
“A
vosotros os esparciré entre las naciones. Desenvainaré la espada en pos
de vosotros, y vuestra
tierra será asolada y vuestras ciudades convertidas en ruinas.
Entonces la tierra disfrutará de su reposo durante todos
los días de su desolación, mientras vosotros estéis en la tierra de vuestros
enemigos. ¡Entonces la
tierra descansará y disfrutará de su reposo!
Todo el tiempo que esté asolada
disfrutará del reposo que no disfrutó mientras vosotros disfrutabais de vuestro
reposo cuando habitabais en ella.
“En
los corazones de los que queden de vosotros, infundiré tal cobardía en la
tierra de sus enemigos que el ruido de una hoja sacudida los ahuyentará.
Y huirán como quien huye de la espada y caerán sin que nadie los persiga.
Tropezarán
los unos con los otros, como si huyeran de la espada, aunque nadie los persiga.
No podréis resistir ante vuestros enemigos.
Pereceréis entre las naciones, y la tierra de vuestros enemigos os consumirá.
Los que queden de vosotros se pudrirán a causa de su
iniquidad, en la tierra de vuestros enemigos. También a causa de la iniquidad
de sus padres, se pudrirán
juntamente con ellos.
“Si ellos confiesan su iniquidad y la iniquidad de sus
padres, por la infidelidad
que cometieron contra mí, y también por la hostilidad con que me han resistido
(pues yo también habré actuado con hostilidad contra ellos y los habré metido
en la tierra de sus enemigos); si entonces se doblega su corazón incircunciso y
reconocen su pecado, yo me
acordaré de mi pacto con Jacob, y me acordaré de mi pacto con Isaac y de mi
pacto con Abraham; y me acordaré de la tierra.
Pero la tierra quedará abandonada por ellos y disfrutará
su reposo estando desolada en ausencia de ellos. Mientras tanto, ellos serán sometidos al castigo de sus
iniquidades, porque menospreciaron mis decretos y porque su alma detestó mis
estatutos.
“Aun con todo esto, estando ellos en la tierra de sus
enemigos, yo no los rechazaré ni los detestaré hasta consumirlos, invalidando
mi pacto con ellos; porque yo, Jehovah, soy su Dios.
Pero a favor de ellos me acordaré del pacto con sus antepasados, a quienes saqué
de la tierra de Egipto a la vista de las naciones, para ser su Dios. Yo,
Jehovah.”
Estas
son las leyes, los decretos y las instrucciones que Jehovah estableció entre él
y los hijos de Israel en el monte Sinaí, por medio de Moisés.