Cada día tú eliges qué “sombrero” te
pones, que traje vas a vestir y qué se dibuja en tu cara, una sonrisa o una
mueca de angustia.
Somos nosotros mismos los que elegimos
de qué color va a ser nuestro día, qué sombrero nos vamos a poner y cómo va a
condicionar todo lo que nos ocurra. Algunos dicen que nos podemos levantar con
“el pie izquierdo”, otros con el “sombrero negro”.
Edward
de Bono es un reconocido psicólogo que planteó una herramienta de comunicación
llamada “los seis
sombreros para pensar”, la cual está enfocada en la división del
pensamiento por colores con la idea de desarrollar el pensamiento lateral, muy útil para la resolución de
problemas y la toma de decisiones tanto individuales como grupales.
El
pensamiento lateral que caracteriza a Bono apuesta por tomar una perspectiva imaginativa y creativa.
Mediante provocaciones del pensamiento se puede desviar la perspectiva y adoptar nuevos patrones de
comportamiento. Si lo pones en contínua práctica tu pensamiento será mas
flexible y podrás “cambiar
de sombrero” cada vez más fácilmente para adaptarte a las situaciones.
Esta
herramienta ha sido sobre todo utilizada en temas como negocios, ideas creativas o desarrollo del
pensamiento inventivo, entre otros.
Observando
esta teoría, considero que podemos
ir más allá equiparando la idea de los sombreros con nosotros mismos, y aplicándola a todos los ámbitos
de nuestra vida, al día a día, al estar cotidiano. Cuando pasemos por
circunstancias poco agradables, nos enfrentemos a un problema, todo se nos vuelva del revés o
simplemente al levantarnos cada mañana, hemos de colocarnos el sombrero que más
nos ayude, el que nos transmita los pasos que dar y nos marque una
sonrisa.
Puede
que el sombrero que elijamos coincida con los señalados por Bono, o quizá pintemos un nuevo matiz,
rosa, naranja, marrón, púrpura, granate o añil. Cada uno con un
significado que determinará
cómo estaremos.
Elige
un sombrero que vaya
acompañado de una sonrisa que te permita ver lo positivo, ver el mundo desde la
perspectiva más clara al tiempo que agradable, con el que puedas sentir a flor
de piel, pero también con
el puedas observar y ser práctico. Elige ponerte el mejor sombrero, cámbialo cuando la
situación lo requiera, pero
no olvides que el que más tiempo tengas en la cabeza será el que te defina y
condicione tu vida.
¿Qué
sombreros definió Bono?
Bono distingue seis sombreros: blanco,
rojo, negro, amarillo, verde y azul. Cada vez que uno se posa en nuestra cabeza cambiamos nuestra perspectiva,
nuestras sensaciones y nuestra actitud. Lo que nos pasa cuando nos
ponemos estos sombreros es lo siguiente:
Sombrero Blanco: Vemos los hechos puros y reales.
Somos neutrales y objetivos, no somos capaces de hacer interpretación propia ni
subjetiva.
Sombrero Rojo: Nos permite más que ver, sentir.
Somos emocionales e intuitivos. Con este sombrero podemos inspeccionar nuestros
propios sentimientos y los de los demás. No es posible justificar con la lógica
los sentimientos.
Sombrero Negro: Vemos todo lo que puede salir
mal y por qué no puede funcionar. Somos negativos. Nos permite hacer un
intento objetivo de poner de cara los elementos negativos y hacernos preguntas
negativas. Podemos confrontar más fácilmente pasado y futuro. Si eres capaz de
ponerte este sombrero, serás capaz de ponerte el amarillo también.
Sombrero Amarillo: Vemos los elementos constructivos de
la realidad y las oportunidades. Somos positivos. Nos permite hacer un
intento objetivo de poner de cara los elementos positivos. Podemos analizar la
realidad desde un aspecto lógico y práctico hasta un aspecto esperanzador de
visiones y sueños. Con este sombrero somos más constructivos y podemos hacer
que las cosas sucedan.
Sombrero Verde: Vemos la realidad de forma
creativa. Somos imaginativos, provocativos y estamos en continuo
movimiento. Nos permite buscar todas las alternativas posibles e ir más allá de
lo conocido y satisfactorio, apostamos por descubrir. Con este sombrero
reemplazamos el juicio por la idea de explorar y descubrir provocaciones y
nuevas alternativas.
Sombrero Azul: Vemos de manera organizada
nuestro pensamiento y la realidad. Somos capaces de controlar y gestionar el
pensamiento. Este sombrero llama a los otros, define los temas a los que ha de
dirigirse el pensamiento. Con este sombrero llegaremos a las conclusiones y
determinaremos la acción a desarrollar. Este sombrero suele usarse al final de
un recorrido para dar paso a la acción final.
Todos los sombreros son susceptibles de
uso según en qué ocasión.
A veces hay que usar un poco todos los sombreros para al fin ponernos el azul y
saber cómo actuar. Otras
veces deberemos mantener un mismo sombrero para definir la actitud con
que nos tomamos la vida o afrontamos una situación.
Decide bien qué sombreros escoges, cuál quieres llevar
más tiempo en la cabeza. Hay sombreros más útiles y serviciales que otros, hay
sombreros que nos hacen más felices y hay sombreros que nos pueden angustiar.
¿Qué sombrero te vas a poner? ¿Cuál es
el sombrero que más utilizas? ¿Has inventado tu propio sombrero?
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