Cierto día un sabio sultán le dijo a su
único hijo de 16 años: Vas a irte a otro lugar y buscarás trabajo como un
siervo.
Estarás fuera seis meses ganándote la
vida y te irás con
un servidor mío que hará lo mismo que tú.
No va
sostenerte sino a mirar
como aprendes lo que es mandar y lo que significa obedecer y ganarse la
vida.
Te amo,
pero hago lo mismo que hizo mi padre conmigo y se lo agradezco porque me educó del
mejor modo.
El hijo
partió con el servidor, pasó momentos en los que pensó dejar todo, pero al fin
cumplió lo que le dijo su padre.
Cuando regresó le dijo al sultán: Papá,
allá sufrí y casi te odiaba, pero ahora te amo más y sé por qué obraste así.
Aprendí
mucho y creo que ahora
puedo mandar sin abusar y que estoy preparado para valorar todo sin que me lo regalen.
El
padre lo puso a prueba en un cargo y un día le dijo:
Estás listo para sucederme, te amo y
serás amado por mi gente.
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